Estamos en 1902, en medio de un clamor sin precedentes por los juicios que el gobierno federal de Estados Unidos (que preside Theodore Roosevelt) está haciendo en los antiguos estados confederados. El gobierno acusaba a varios prominentes propietarios e industriales locales de beneficiarse de un sistema legal de cuasi esclavitud para aplicar trabajos forzados a gente acusada de delitos de manera aleatoria, mayoritariamente negros (Para más detalles vayan y lean la primera parte de esta nota siguiendo el link).
EL SEÑOR DIXON
El escándalo era, como podrán imaginarse, de órdago. Las editoriales en los diarios sudistas se llenaban de invectivas contra lo que consideraban una injustificada intromisión en los asuntos locales, para defender a unas criaturas que – todos sabían – eran evidentemente inferiores a los hombres blancos y que debían ser controladas y dirigidas. En medio de todo el escándalo, aparecería un libro de ficción. Su nombre: The Leopard’s Spots. Su autor, Thomas Dixon, Jr.
NEGROS ENOJADOS CON LOS BLANCOS: EL TERROR DEL SEÑOR DIXON
Dixon había nacido en 1864 en Carolina del Norte y creció bajo el período inmediatamente posterior a la Guerra Civil, cuando el descalabro en el Sur era rampante. El ejército de la Unión se comportaba como un ejército de ocupación, la liberación de los esclavos había dejado en la ruina a la economía y la corrupción campaba a sus anchas. Su padre y tío fueron por un tiempo parte del Ku Klux Klan, que según su familia eran “su gente, la que nos protegen de que nos hagan daño”. Estos años marcarían profundamente su visión del mundo, una que glorificaba un Sur mítico donde los blancos eran unos amos buenos y los negros vivían felizmente en la esclavitud y que destrozó una Guerra Civil insensata.
EN LA NOVELA THE CLANSMAN HAY POLITICOS QUE LUCHAN CONTRA LA INTEGRACION… POLITICOS COMO MISTER DIXON
Dixon fue un alumno brillante. Durante sus años como escolar se haría amigo de otro alumno llamado Woodrow Wilson. Ojo a este nombre, muchachos. Pero en 1884 dejaría la universidad para dirigirse a Nueva York para probar suerte como actor y periodista. Si bien no era mal actor, se dio cuenta que lo suyo era más escribir. Volvería al Sur y terminaría una carrera de abogado. Tras un paso por la política, decidió que lo que realmente quería ser era predicador. Se ordenaría como pastor bautista y comenzaría una exitosa carrera predicando, donde sus habilidades oratorias lograban gran éxito.
Un día fue a ver una representación teatral de La cabaña del tío Tom y se quedó asqueado por la forma en que retrataban a los sureños en ella –digámoslo a su favor: los personajes de la novela de Harriet Beecher Stowe son más encarnaciones de arquetipos que personas, y generosamente les podemos decir “bidimensionales” -. Y decidió que había que escribir algo para contrarrestar esto. Así en 1902 publicaría “The Leopard’s Spots”, donde básicamente argumentará que son los negros liberados y los blancos igualitarios los que están destruyendo al sur. Incluso nombrará al blanco que apoya a los negros Simon Legree, igual que el esclavista principal de la Cabaña del tío Tom, manteniendo su maldad primigenia pero cambiando de lado. Finalmente, deberá surgir el Ku Klux Klan para detener los abusos de Legree y sus secuaces negros. Veinte años después, un segundo problema similar traerá a una nueva generación abogando (y triunfando) por una política supremacista que separe a blancos y negros.
EL SEÑOR DIXON DE VIEJO
El libro consiguió un éxito popular sin precedentes y no solamente en los estados del Sur. Su novela llegó a vender un millón de ejemplares. Fue otro paso más en la presión ejercida para que se enterrara los casos por esclavitud encubierta, que poco a poco fue minando a la administración Roosevelt. Finalmente habría condenas simbólicas de multas irrisorias y apenas habría cambios cosméticos al sistema.
Pero para entonces Dixon se había ya convertido en un novelista de éxito. Tras escribir “The One Woman: A story of modern Utopia” (1903) –donde se dedicaba a mostrar los peligros del socialismo- , escribió la continuación de su primer novela. El resultado sería The Clansman, donde volvemos a encontrarnos con los negros que están haciendo desastres tras la Guerra civil, apoyados por blancos del norte vengativos (pero NO por Lincoln, que aparentemente no quería liberar a los negros e hizo la guerra civil porque lo obligaron). Y por supuesto la única opción para evitar que los negros destruyan las residencias blancas, violen a las mujeres y aniquilen al Sur es que aparezcan los ensabanados del Ku Klux Klan – encabezados por ben Cameron, ex oficial confederado y héroe de la historia – para poner en orden a los revoltosos.
KKK, SALVADORES DEL SUR, SEGUN «THE CLANSMAN»
El libro – incluso vendiéndose a un dólar y medio, un valor muy alto en esos años- fue un nuevo éxito, convirtiéndose en un verdadero best seller. Incluso el propio hijo de Lincoln , Robert, lo alabó públicamente. Aprovechando esto, Dixon adaptó ambas novelas en una obra de teatro que también cosechó salas llenas en todos lados donde se estrenaba. Aunque hubo voces disidentes que criticaban a la novela y la obra de teatro – su propio hermano, el reverendo A. C. Dxon, dijo que la obra de teatro era una cosa “podrida y horrible” – parecía que la gran mayoría de los norteamericanos –en el Sur y en el Norte – estaban de acuerdo con el segregacionismo y la mirada romántica sobre el sur de preguerra (donde todo era bueno cuando los blancos eran los malos y los negros los esclavos) que pululaba por las páginas del melodrama de Dixon. Uno de los que estuvo ahí en medio de ese éxito era un joven actor de teatro que empezaba a tener contacto con un nuevo medio. El nuevo medio era el cine. El actor, un tal David Wark Griffith.
Continuará…
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