Como La Cosa cambió mi vida (parte 1)

Increíblemente, hará cosa de dos décadas mis ojos pusieron la vista sobre el primer número de la revista La Cosa creo que en un kiosco de avenida Corrientes. Sabía que se venía. Lo que no suponía es que todavía hoy seguiría saliendo. Ni que yo andaría metido por mucho tiempo en su redacción, conociendo gente interesante en el camino, aprendiendo el oficio de escribidor y divirtiéndome como loco. Esta es en parte homenaje y en parte experiencia personal a la revista de cine fantástico y bizarro que le cambió a más de uno (incluyéndome) la forma de ver el cine.

UN PIBE PARECIDO A ALFRED NEUMAN

Axel K. en su momento de gloria, ganando el Oscar por El Secreto de Sus Ojos,  muuchos años despues de empezar con la revista La Cosa

Axel K. en su momento de gloria, ganando el Oscar por El Secreto de Sus Ojos, muuchos años despues de empezar con la revista La Cosa y de que le dijeran que se parecía a Alfred Neuman

A Axel Kuschevatzky lo conocí cuando éramos dos adolescentes a mediados de la década de 1980 en el mítico parque Rivadavia. Ahora dicen que se parece a Danny Elfman pero en esos años, al que más nos recordaba a todos era a Alfred Neuman, la mascota de Mad. Ya desde esa época su interés por el cine era notorio. Iba a cuanta película programaba Octavio Fabiano. O castigaba el VHS viendo esas cosas que los videoclubes compraban como relleno allá por la década del 80, donde cualquier cosa podía llegar a aparecer dentro de un videocassette. Quería ser humorista (y de hecho publicó un par de chistes en la revista Sex Humor) pero el cine tiraba más. Y poco a poco fue formando la idea de sacar una revista que se dedicara al cine que estaba fuera del radar: películas de terror, fantásticas, “explotaition”, serie “B” y demás parafernalia que ningún crítico se tomaba en serio. En un principio empezó como uno de los socios de Mondo Macabro, el videoclub de pelis bizarras que se convirtió a principios de la década de 1990 en meca para los que le interesaba el tema… incluyendo a un servidor, que sabía poco y nada y se fue metiendo ahí.

Mondo macabro, el video  de cine raro que nos abrió la cabeza a mas de uno en los noventas. En esos años era EL LUGAR para ver cinematografías como las de John Waters, Larry Cohen o hallar pelis de género en cantidad. Axel K.,  socio fundador. Servidor, socio.

Mondo macabro, el video de cine raro que nos abrió la cabeza a mas de uno en los noventas. En esos años era EL LUGAR para ver cinematografías como las de John Waters, Larry Cohen o hallar pelis de género en cantidad. Axel K., socio fundador. Servidor, socio.

Pero Axel seguía pensando en la revista. Un proyecto abortado con los editores de la revista literaria “Con V de Vian” (“Plan 9” se llamaba) le dejó un regusto amargo. Una participación en el programa de concursos de Argentina “Tiempo de Siembra” le dio el dinero suficiente para lanzarse a armar la revista.

COSA 1

El número 1 de La Cosa. Ahi empezó la joda…

El primer número coincidió con el estreno de “Ed Wood” de Tim Burton en el cine. Tenía un diseño muy enloquecido. Incluso demasiado, que lo hacía difícil de leer. Pero los contenidos eran muy buenos.

Automáticamente fui a decirle a Axel si podía colaborar con el pasquín.

Dijo que sí.

LA PRIMER NOTA EN CASI EL ULTIMO NUMERO

Pinhead en la tapa del número 2. Miles de números que no se vendieron. Adentro, escribía una reseña un tal Barreiro

Pinhead en la tapa del número 2. Miles de números que no se vendieron. Adentro, escribía una reseña un tal Barreiro

El  número 2 enseñó una cosa: no importa lo importante como referente cultural pueda ser algo, lo importante que sea para el mundillo del horror, si lo que está en la tapa no está en cartelera, NO TE COMPRA NI EL LORO. Así pasó: la tapa de ese número con la cara del Pinhead de Hellraiser de Clive Barker sirvió para que NADIE comprara ese número. Por años las pilas de ese número fueron un chiste interno de la redacción. No es que no hubiera números que vendieran muy mal (el de la tapa de la peli de The Phantom con Billy Zane, por ejemplo, debe haber andado por ahí), pero ese segundo número fue casi el que casi deja fuera del camino a la revista.

La primer reseña para la cosa fue de un videocassette de mi personaje favorito: el Droopy de Tex Avery.

La primer reseña para la cosa fue de un videocassette de mi personaje favorito: el Droopy de Tex Avery.

En ese segundo número escribí mis primeras colaboraciones, textos muy chiquitos que aparecían en el Carnaval de las Almas (la sección introductoria, con pequeñas pastillitas, de la revista) y una reseña sobre un videocassette que recopilaba cortos de Droopy de Tex Avery. Recuerdo llevarlas a un departamento por el barrio porteño de Palermo, donde Axel hacía la revista desde su Mac. Desde ya, una de las cosas más difíciles era encontrarlo. Nuestro director era un tipo particularmente difícil de hallar, algo que no cambiaría en el transcurso de los años (no sé si hoy será igual o no, pero yo apostaría mis fichas a que sigue siendo igual de elusivo). Pero al salir ese número me di el gusto de ver mi nombre impreso en una revista de verdad (y de recibir gratis el ejemplar). Ahora había que seguir…

EN EL PROXIMO CAPITULO:

¡PALADINES DE LO BIZARRO (AUNQUE NO NOS GUSTA MUCHO EL CONCEPTO)! ¡SANTIAGO CALORI Y SUS DISCOS FREAKIES! ¡HAY UNA REDACCION EN LAVALLE! ¡MIS PRIMERAS NOTAS LARGAS!

Todo eso y mucho más en el próximo posteo sobre el tema… ¡A LA MISMA BATI HORA Y POR EL MISMO BATI CANAL!

(Esto continúa…)

3 comentarios en “Como La Cosa cambió mi vida (parte 1)

  1. Cuánta nostalgia. Su relato me lleva una vez más a esos años de bares y paseos por los pasillos de la UBA con usted. Mi viejo fue un fan acérrimo de La Cosa hasta el día de su muerte. Y los primeros números que leyó fueron gentileza de usted. Un abrazo desde Buenos Aires y sigua con la segunda parte, por favor

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