La puerta con siete llaves (The door with seven locks, 1926)

la puerta de las siete llaves

Autor: Edgar Wallace

Colección: La Linterna n°25

Edita: Zigzag, Santiago de Chile, 1945

Cuando uno compra libros antiguos de novela popular, hay autores que se le aparecen una y otra vez, autores que aparecen en cuanta editorial publicase en un período de tiempo determinado. Autores que, evidentemente, eran garantía en esos años de ventas. Y que hoy por hoy han desaparecido, que no se han convertido en clásicos.

Uno de esos autores es Edgar Wallace. Si la editorial se dedicaba a hacer ediciones populares (no importa si era de España, de Argentina, de México, de Chile o de donde fuere) durante la primera mitad del siglo XX, lo más probable que estaría en el catálogo alguna de las novelas de este escritor inglés. Sin embargo, hoy por hoy casi no está publicado y ha caído en el olvido.

Tras leer esta novela, el olvido parece justificado.

Aclaro: no es la primera novela de Wallace que intento leer. De hecho creo que es la tercera o cuarta que empiezo. Pero es la primera que termino, y porque hice el esfuerzo. Es que la prosa de Wallace es confusa, farragosa y – en última instancia – aburrida. Los personajes hablan y hablan, y se mueven sin crear interés en lo que hacen al lector. Y, lo que es peor, es una narración descoyuntada, con escenas que no se deshilvanan lógicamente una a otra sino que se atropellan entre sí, empujando a la anterior para que puedan aparecer en el relato.

Eso sí, a cambio de esos defectos, Wallace nos entrega momentos de la mejor imaginería gótica trash que puede haber. Hombretones salvajes semidesnudos obedientes a científicos locos torvos y extraños (para más inri, extranjeros, ¡horror de los horrores!), que discursean sobre extrañas teorías genéticas. Criptas subterráneas debajo de mansiones victorianas. Persecuciones de heroínas en la noche por criaturas asesinas en medio de los bosques normalmente tan pacíficos de la campiña inglesa. Delincuentes de miradas desconfiadas en medio de los barrios bajos londinenses cubiertos por la niebla. Esos momentos casi compensan el destartalado argumento y los personajes de cartón piedra.

De hecho tal vez la mejor comparación pueda hacerse a los filmes “giallo” italianos: ambos productos están llenos de imaginería fascinante pero en general carecen de plots interesantes y/o lógicos. Bueno, no por nada los giallo son descendientes de los filmes “krimis” alemanes, basados en las novelas de Wallace.

Respecto al argumento de esta novela específica, tenemos a Dick Martin, ex inspector de Scotland Yard que es contratado para seguir a un misterioso lord que viaja por todo el mundo. A su vez se enamora de la prima de este, una bibliotecaria. Y se encuentra investigando el asesinato de un revienta cajas que había sido contratado para intentar abrir una misteriosa puerta con siete llaves que se halla en la cripta de la mansión de dicho Lord. Todo eso se relaciona de alguna manera con un misterioso genio criminal italiano y sus teorías para conseguir al bruto perfecto. Y con un plan criminal con más implicados del os que parece. Quisiera poder desarrollar con más exactitud la historia pero, como dije antes, ella no es algo a la que Edgar Wallace parezca preocuparse demasiado.

Todavía hay muchos otros libros de Wallace esperando a que los lea. ¿Sentiré le impulso saodmasoquista de hacerlo? En el corto plazo, claramente no. Muy exitoso podrá haber sido en su momento (y tiene momentos pulps muy poderosos en sus páginas), pero ha envejecido mal. Y he ahí el motivo de su olvido en el canon literario, diría yo.

PD: Por cierto, la tapa de esta edición está agraciada con una ilustración de Coré, uno de los ilustradores más importantes de Chile.

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