Autor: Lin Carter
Edita: Scripts, Melbourne, 1970
Lin Carter no tiene muy buena fama entre los círculos de aficionados al fantástico. Lo consideran el principal culpable de convertir los relatos de Robert Howard sobre Conan en un clisé, rebajando la calidad de la obra original con pastiches de mediocre calidad, canibalizando y exprimiendo cada idea a medio terminar que dejara Howard entre sus papeles. Puede ser, aunque también es verdad que fueron los tomos de Conan donde Carter metió mano los que hicieron que la gran mayoría de los lectores del barbaro hiborio se volvieran fans.
Pero ¿qué tal era Lin Carter como escritor per se, sin tener que recurrir al pastiche? ¿Vale la pena?
Despues de leer están novela, yo diría que no.
Esto es “sword & planet” pura y dura: acá la única diferencia entre los bárbaros de Howard, Leiber & co es que se viaja en nave especial, que no hay magia inexplicable sino super ciencia de seres mucho mas adelantados que los humanos, no hay monsruos demoníacos sino mostros extraterrstres y los imperios son galácticos. Lo demás, es básicamente igual. Habrá un bárbaro básicamente amoral pero que no es mal tipo, en este caso Thane of The Two Swords, experto en las armas, valiente, osado y listo para defender, seducir y acostarse con cuanta fémina decente pile en el camino. Tenemos la doncella a rescatar con oscuro pasado. Tenemos al villano seboso, ambiguo sexualmente, decadente, inteligente e inescrupuloso que necesita a toda costa usar a Thane en su plan. Tenemos a su colega de crimen, pirata, brutal pero que respeta a un hombre que sabe pelear. Y tenemos a un misterio a resolver, en este caso llegar a la torre al final del tiempo, un lugar donde una antiquísima y poderosa raza guardó cantidades inconmesurables de riquezas y a la que solo puede guiarlos Thane, que va revelando unos poderes psiónicos (NO Magicos, esto es Pseudo ciencia, ¿capisci?) en la historia, justo cuando son necesitados. Y por supuesto, con climax cósmico así como esperando que alguien se pegue una volada con esas ideas re locas.
Todo esto contado con un estilo bastante ramplón por Carter. NO llega a ser el desastre inmitigado de un Marcial Lafuente Estefanía, por poner un ejemplo. Pero definitivamente Carter no tiene mucha chispa. Toda la aventura está bastante telegrafiada, con lugar común tras lugar común puesto sin incomodar.
En resumen: si lo leen, que sea leve.