Autor: Hector G. Oesterheld
Colección: Vistaventuras n°15
Edita: Indice, Buenos Aires, 1962
Argentina tuvo su propio Doc Savage. Se llamaba Bull Rockett. Un genio científico respetado mundialmente, antiguo sargento de marines y hombre de acción sin igual, capaz de las proezas más arriesgadas son que se le arrugue un pelo. Acompañado de sus colegas Bob Gordon, periodista y Watson particular, y Slim “Pic” Picmy, un mecánico delgado, experto en mecánica. Sus aventuras conformarían el primer gran éxito como guionista de Hector Germán Oesterheld en las páginas de la revista argentina Misterix, con las historias dibujadas primero por Paul Campani y luego por Francisco Solano Lopez.
La popularidad de Bull Rockett le permitiría a HGO sacar una colección de libros de bolsillo protagonizados por él y por el sargento Kirk (y que adaptaban al formato antiguas historietas de ambos personajes) para su primer emprendimiento como editor, la editorial Frontera. Tras su éxito seguiría con las ya míticas revistas de historieta Hora cero y Frontera. Las novelitas serían reeditadas varias veces, como pasó en 1962 con la editorial Índice. Esta novela corresponde a esa reedición (Para saber más vayan y descárguense mi Especial Heroes de Papel donde hay una nota larga sobre el HGO novelista).
Esta novela cuenta cómo Bob Gordon conoció y se unió al equipo de Bull Rockett. Enviado por casualidad a ver unas pruebas de un tanque del ejército, se halla justo cuanod aparece un supertanque creado por una organización criminal científica que parece invencible. Nada, ni siquiera bombas atómicas parece detenerlo. Solo con la astucia Rockett y sus amigos logran infiltrarse en la base, descubrir los puntos débiles y vencer.
Se nota que HGO es un narrador nato con un manejo del suspenso y la acción impecable. Como en una buena novela de Savage, el enemigo al que Rockett enfrenta aquí es “larger than life” y el ingenio y la acción cumplen a partes iguales en la resolución del problema. Y sobre todo, los personajes no son meras excusas del plot sino que tienen una (relativa, que tampoco es Dostoievski) carnadura propia que los diferencia a unos de otros.
Tal vez lo más anacrónico sea el descuidado tratamiento de la energía atómica. O sea, vamos en la novela corta tiran bombas atómicas con un desparpajo que hoy por hoy sería inverosímil en una novela popular. Pero bueno, es lo que hay.
Y la portada es de un joven Juan Zanotto, más conocido por su trabajo como historietista. Ya la rompía dibujando.
Claramente HGO vale la pena como narrador de libros de aventura. Iremos a por más.