Autor: Guillermo Villaroel
Edita: Suma de letras, Santiago de Chile, 2017
¿Qué hace un libro recién salido a la venta en este blog, donde reseño libros que, si tienen menos de una década de publicado son recientes?
Échenle la culpa a la tapa (con una ilustración muy buena a cargo de Félix Vega, dibujante chileno más conocido por sus álbumes de historieta publicados en Francia). Y al título: ¿cómo no me va a intrigar el enfrentamiento ficcional entre Lord Thomas Cochrane (probablemente uno de los marinos reales de vida más aventurera en la historia e influencia directa en el Horatio Hornblower de las novelas de C. S. Forrester) y la criatura nacida de la pluma de H. P. Lovercraft?
Al leer la contratapa, el interés subió un poco más. Transcribo el texto:
“El marino más audaz de todos los tiempos enfrenta al mayor enemigo de la Humanidad.”
“Europa, 1815. Napoleón intenta rearmar su Imperio. En la costa de Francia ha construido el imponente castillo de Fort Boyard donde, una noche, la Guardia Imperial captura en la bahía a su peor adversario: Lord Thomas Cochrane. Al mismo tiempo, extrañas criaturas asedian la fortaleza, obligando a los franceses a unir fuerzas con Cochrane para enfrentar esta amenaza sobrenatural. ¡Acaso es Cthulhu, un dios dormido, quien surge del fondo del océano a reclamar su dominio sobre el mundo?”
Ok, ya me convencieron. Pero entro al libro con cierto resquemor, a ver como soluciona el autor alog tan disímil.
Y la respuesta es… MUY BIEN
Villaroel construye muy verazmente, con detalles dignos de la mejor novela histórica, el lugar, la situación y el contexto histórico. Amen de usar a Cochrane (justamente en un período donde efectivamente podría haber estado navegando por la zona de Fort Boyard, explicado todo muy plausiblemente en la novela) utiliza a Jean Francois Champollion y a su hermano como los sabios que pueden descifrar los jeroglíficos hallados en la zona (algo que siempre hay en todo relato lovercraftiano: un texto antiguo que transmite conocimiento prohibido). Y todo sin sonar forzado, con el desarrollo creíble y los personajes desenvolviéndose de manera natural. Cuando los hechos extraños ocmienzan a pasar y el fantástico se filtra en la historia, la base es tan realista que uno acepta la situación. Algo no menor pero imprescindible para que esta novela no cayera en el absurdo.
Eso sí: si bien el respeto a los mitos de Cthulu es literal, no van a encontrar le tono ominoso de los relatos de Lovercraft. Diría que la historia se lee más como una de acción y fantasía, donde Cthulhu y sus minions podrían ser reemplazados por los Aliens de Giger, algún extraterrestre dispuesto a conquistar la Tierra o una tribu de hombres lobos. Es un relato de acción , con tipos duros (granaderos de la Guardia Imperial francesa, marinos británicos y Cochrane) enfrentándose en inferioridad de condiciones a una amenaza no humana. De hehco, no podía dejar de pensar que, si esto fuera película, quisiera que la filmara John Carpenter. Con Jason Stratham en el papel de Cocrhane, pateando culos cthulianos a diestra y siniestra. Y con toques steampunk, obra y gracia de las veleidades científicas (que tenía en la realidad) de Cochrane.
Nada que hacer. Una gran lectura para pasarse unos días sentado leyendo.
Quiero mas novelas actuales así.