Autor: José Mallorquí
Colección: La novela deportiva n° 38
Edita: Molino, Buenos Aires, 1941
Bill Collins es un boxeador excesivamente técnico, con cero emoción a la hora de pelear. No da ningún golpe espectacular, se la pasa defendiéndose del rival, golpeando pequeños golpes en lugares precisos hasta que los cansa y los noquea. Todo muy frio, muy prolijo, muy matemático. Para eso usa sus conocimientos como médico para convertirse en campeón universitario de boxeo. O sea es un “pecho frio”: talentoso pero con menos onda que leer un libro de contabilidad.
Y por supuesto el joven médico-boxeador se topa con la disyuntiva de seguir en el boxeo profesional o en su carrera. Y, si bien preferiría seguir como médico, los problemas económicos familiares lo hacen decidir por el ring. Y se labra una carrera de ser el Messi boxeador: un tipo que gana todo pero no emociona. Y de hecho la mayoría cree que es un tipo con suerte. Por supuesto la disyuntiva final es pelear un combate final para demostrar su talento antes de retirarse como campeón invicto…
Uno de sus primeros trabajos como novelista de Cesar Mallorquí era escribir estas novelas deportivas que Editorial Molino publicaba en Argentina, aunque con autores españoles. El resultado final (si esta novela es un ejemplo típico, que no lo sé) es que Mallorquí ya estaba para jugar en primera fila. La novela corta se sostiene en todo momento, con personajes creíbles, una trama muy bien llevada y un ritmo muy creíble.
Pero, como la historia se quedaba corta, Mallorquí entrega un segundo relato, un western protagonizado por los Tres Hombres Buenos, una de sus primeras creaciones con un cierto éxito. Y por cierto, acá tenemos un dato interesante: revisando la web, hallo que todo el mundo registra su primera publicación en la serie Nuevos hombres Audaces en 1942. Y aquí tengo un relato en 1941. Otro dato: los protagonistas son el mexicano Diego de Abriles, el portugués Joao Da Silveira y… el americano Allen Moffett, en vez del español César Guzman. Este relato “piloto” casi siempre se salta en las bibliografías oficiales de la serie. Tan solo (como me indica le colega Armando Boix Millan) Ramón Charlo indica de su existencia en su monografía “José Mallorquí, creador de El Coyote”.
Pero vamos a la historia en sí, “La ciudad del crimen”. Los Tres hombres Buenos llegan a la San Francisco de 1865, una ciudad para nada pacífica, dominada por la banda de Hubert Hicks. Y la única solución es volver a reflotar los Vigilantes de san Francisco (un grupo que efectivamente existió en la vida real) para ajusticiar a los bandidos (nada de esas tonterías de juicio justo y respeto a la ley, que joder). Lo interesante es que, en esa trama funcional, logra darles ciertas pinceladas tridimensionales a los personajes. Hicks no es un villano obvio: tiene rasgos generosos en un momento, una tristeza oculta y hasta una cierta justificación en sus actos. Y su mano derecha termina enfrentando la horca con un valor innegable y que le gana el respeto de los presentes, pese a ser un hijo de puta de cuidado.
En síntesis, tenemos una gran novela corta deportiva y el episodio “piloto” de la primera serie western de Mallorquí (y que casi nadie recuerda). Nada mal para una compra azarosa.