El mago de galera que evito una guerra…
Robert Houdin – Blois, Francia, 1804
Sería una historia perfecta para Mandrake o cualquiera de sus imitadores. O una novela pulp cuando no había corrección política (ya veremos porque) pero la aventura de Robert Houdin es histórica y puede rastrearse ampliamente por toda la red. Por esta razon comienzan con él estas historias de magos.
Pero además lo merece por muchas otras razones, como haber sido el primero en brindar el «modelo» de los magos actuales. Sus méritos y creaciones curiosas son tantas que es muy difícil sintetizar su biografía. El será el primero en una serie de magos increíbles. El más sorprendente quedará para el final y no van a poder creer lo que lean.
Hoy siguen dejándonos estupefactos, no tanto por sus trucos (que en la actualidad parecerían algo muy común) sino por sus historias de vida, que parecen obra de un guionista excelente.
Esta serie tomara magos que efectivamente realizaban trucos y se presentaban como profesionales. Dejaremos para otra vez los Mandrakes de ficción y aquellos que decían tener poderes sobrenaturales, como por ejemplo Cagliostro o el conde de Saint-Germain… o Jose Lopez Rega, otro más de esta calaña.
ROBERT HOUDIN (no Houdini, que queda para otro dia)
Hoy recordaremos a Robert Houdin, tan celebre en su tiempo que el famoso escapista estadounidense Erich Weiss decidió renombrarse «Houdini» llevado por su admiración a esta figura entonces inmensa y hoy –paradójicamente- menos recordada que su discípulo (muchísimas veces al escribir Houdin los chicos creen que es Houdini mal escrito) Todos recuerdan a Houdini,no tantos a Houdin.
SIN SOMBRERO CUCURUCHO NI ESTRELLITAS
Asi se presentó Robert Houdin desde su primera aparición en público, vistiendo elegante frac, galera y bastón. Hoy este es el disfraz oficial de mago, pero entonces esto fue una revolución absoluta. Tengamos en cuenta que había un publico acostumbrado a ver magos que, o bien eran charlatanes de feria, o bien pertenecían a alguna corte real, casi como un «freak» más entre bufones y enanos para diversión del rey. Estos últimos solían vestir con el clásico bonete cucurucho de los cuentos de hadas o túnica plagada de estrellas, usando una varita mágica y dejando siempre la sospecha de poseer poderes sobrenaturales, o incluso de pactos diabólicos. Muchos posters de magos «vintage» muestran esta herencia plenamente gótica con esqueletos o demonios revoloteando alrededor. En esa época era todavía posible que un mago debiera mostrar sus trucos a las autoridades para no ser acusada de practicar la hechicería y condenado por ello.
Cuando Robert Houdin se presentó con el correcto traje de un caballero de la epoca, la última moda de entonces (para clase media y alta, claro) dejó asentado que era un profesional y un caballero como todos los que concurrían a la sala, sin la más remota conexión con lo sobrenatural, sino con conocimientos de química, física, ciencias naturales y, sobre todo, con habilidad e ingenio.
LA CIENCIA ES LA NUEVA MAGIA
No en vano Houdin provenía de una familia de magníficos relojeros. Su afición por la mecánica y los autómatas lo llevo a construir aparatos sorprendentes. Comenzó ganando una fortuna con un reloj despertador, antepasado de los nuestros pero que, además de sonar el timbre, prendía una pequeña llama que permitía encender una vela. Así, con la luz encendida, el despertado no seguia remoloneando. También invento un aparato cuenta kilómetros utilizado por los coches de caballos (le preocupaba la exactitud del recorrido) que en el siglo veinte sería la base del utilizado por los taxis actuales. Claramente su» magia» era la incipiente tecnología, todo lo que puede lograr la razon, en una sociedad que soñaba el futuro con Julio Verne.
Así mismo utilizaba el conocimiento en su propia casa, que fue la primera electrificada en Europa, o en el escenario, presentando muñecos mecánicos que arrancaban aplausos por sus increíbles actos (se conservan algunos en su casa-museo en la ciudad de Blois, que todavía funcionan a la perfección). Su función, con tantos mecanismos automáticos, se basaba más que nada en la técnica.
Cuando se piensa en las dificultades que en pleno siglo veinte le causaron los muñecos mecánicos a Gerry Anderson para hacerles mover los labios y poco más, se aprecia la genialidad de este hombre que presentaba cocineros mecánicos que cocinaban ante el público lo que el espectador hubiera pedido o de naranjos que se cubrían primero de hojas, luego de flores y finalmente de naranjas que podían ser comidas (como las tortas de los cocineros autómatas). Su obra maestra era un trapecista que podía hacer todo tipo de piruetas, colgarse del trapecio sin manos y hasta inclinarse para saludar al público. Antonio Diavolo se llamaba el pequeño acróbata, hoy guardado en la casa museo de Blois.
Sus mejores trucos recordaban descubrimientos de ultimísima novedad para la ciencia de la época, como la «suspensión etérea», homenaje a la novísima ciencia de la anestesiología. Se basaba su famosísima escenificación en que un niño quedaba suspendido en el aire, solo sostenido con una pequeña vara. Truco hoy repetido hasta el aburrimiento, pero capaz de hacer saltar de la butaca a las asustadas madres de familia que lo presenciaban entonces. La explicación del mago estaba en que el éter producía ese estado de ingravidez en el pequeño (la más de las veces el niño flotante era su propio hijo que actuaba frecuentemente como ayudante) permitiéndole flotar como un globo.
Esto no era exacto. El chico no aspiraba éter sino que sus asistentes echaban un poco por detrás de los cortinados para que el público sintiera a el olor y se impresionara. En esto usaba truco, pero recordaba a los espectadores lo que se estaba haciendo con este nuevo descubrimiento. De hecho, sus biógrafos lo consideran sobre todo un inventor y un investigador, autor de muchos libros sobre los trucos de escena pero también sobre la electricidad que estaba dando sus primeros pasos. Sus trabajos sobre el arco voltaico y el perfeccionamiento de las lámparas eléctricas todavía se consideran dignos de un verdadero genio.
Para sus descendientes, la fama ganada como mago reduce demasiado a este hombre, no alcanza para describir su talento. Siempre basado en lo racional, como lo describe uno de sus descendientes:
“Era el perfecto «Honete homme», el ideal de Francia en ese momento. Inteligente, culto, correcto, equilibrado, elegante, con un gran sentido del humor. Un hombre civilizado muy orgulloso de la civilización a la que pertenecía y de los conocimientos que había adquirido y perfeccionado. Nada de supersticiones.”
En este último tema Houdini, el escapista, no solo compartía la profesión o arte de la magia con Houdin sino tambien el punto de vista -la ideologia digamos- combatiendo con toda la furia a los espiritistas y charlatanes que pululaban en la época, mostrando al mundo sus trucos y escribiendo libros sobre el tema. Houdini era –paradójicamente- tan racionalista que rompió una amistad de años con sir Arthur Conan Doyle cuando este se volvió defensor de lo sobrenatural. Houdini siempre aseguro que no había nada de sobrenatural en sus logros solo esfuerzo e inteligencia. Lo mismo decía Robert Houdin, quien toda su vida insistió en que lograba sus trucos de esta manera y que en lo demás era un hombre como todos. Su escenario se alejaba de cortinados oscuros y rondas de esqueletos para mostrar una salita bien amueblada, como si el público estuviera visitando una casa totalmente normal.
Claro que todo esto lo llevo a algo no tan normal como ser reclutado para ayudar a su país a sofocar una peligrosa rebelión en Argelia…
EL MOMENTO MAS «PULP»
No es nada extraño (veremos varios casos) que un artista muy capaz en lo suyo acabe reclutado por su gobierno para tareas de espionaje u otras afines. Los magos no son la excepción y menos uno tan extraordinario como Houdin.
Las autoridades coloniales francesas se enfrentaban a la rebelión de los argelinos liderados por los «marabus» que tenían a los nativos engañados con trucos que atribuían a sus poderes sobrenaturales. Tuvieron la genial idea de solicitarle a Houdin que pusiera manos en el asunto, demostrando que sus poderes (los de la Francia colonialista) podían ser superiores a los de los “marabus” nativos, desprestigiando a los magos locales y así poder pacificar la región antes de que estallara la revuelta.
NO MUY POLITICAMENTE CORRECTO
Houdin acepto, muy orgulloso de servir a su país. Claro que hoy en día lo veríamos de otra manera: después de todo, el mago estaba ayudando a que Francia continuara colonizando un país que, finalmente le pertenecía a los «marabus». Pero en ese contexto, seguro que Houdin pensaba como muchos otros que era deber del hombre blanco y racional guiar a esos pueblos atrasados y supersticiosos.
Y Houdin les demostró sus poderes. Comenzando por utilizar su truco del imán: un cofre que podía ser levantado fácilmente por un niño se volvía tan pesado que ni varios hombres muy fuertes podían levantarlo. El truco del imán, fruto de la técnica de Occidente dejo muy preocupados a los nativos: ¡¡¡este francés tenia poderes para volverlos tan débiles como mujeres!!!!
GRAN CHOQUE DE CULTURAS
No digan, amigos del blog, que esta aventura no estaría perfecta para Mandrake o para cualquier mago de novela de la editorial Tor: ganarle a una peligrosa banda de salvajes con un truco propio de un hombre culto y blanco.
Pensemos simplemente en la presentación «en sociedad» del personaje Mandrake (no inspirado en Houdin, pero si heredero de este tipo de magos) en la que aparece presentado por su servidor Lothar, quien apenas viste una piel, mientras su amo se ve espléndidamente ataviado de levita. Mas tarde Lothar evolucionaria a ser un amigo y vestiria traje.
En esos tiempos casi todo el mundo aclamo a Houdin, aunque no todos. Resulta que a Baudelaire, nada menos, no le pareció nada bien que Houdin se aprovechara del atraso y la ignorancia de unos nativos para que Francia continuara esclavizándolos. ¡Un precursor inesperado Baudelaire!
EL MOMENTO CUMBRE (peligro de muerte)
Iba ganando con sus trucos Robert Houdin, pero un día, como en las mejores novelas, un peligrosísimo encuentro estuvo a punto de poner punto final a la carrera del mago. Un furioso marabu saco dos pistolas, diciendo que iba a comprobar allí mismo la «invulnerabilidad» del francés. Veamos como lo cuenta Curtis Cate en el artículo de la revista Selecciones del Reader’s Digest de junio de 1972, pag. 97 «El mago que transformo la magia»:
«Por un momento,el gran prestidigitador pensó que había llegado su ultima hora pero, reaccionando con rapidez, anuncio que, como había olvidado en Argel su talismán, necesitaría una noche para prepararse.
“Aquella noche, en su alcoba, con el molde de balas que llevaba siempre consigo, fabrico dos balas de cera, oscurecidas con negro de humo. En el interior de una de ellas vertió un poco de su propia sangre y la otra la hizo de manera que se desintegrara al salir del cañón de la pistola. A la mañana siguiente, el marabu examino con todo cuidado y marco un par de balas de verdad, que Houdin sustituyo hábilmente por las de cera. Cuando el marabu le disparo, en lugar de caer abatido, el mago saco la bala marcada de su boca. Luego tomo la segunda bala y apunto a una pared blanca… donde apareció bien clara una mancha de sangre»
Claro que el marabu no se quedó a que le disparasen a él y se declaró vencido. Con este acto, Houdin quedo como el mago más incomparable que haya existido jamás. Con los marabues totalmente desprestigiados, la rebelión se apagó. Antes de salir de allí una delegación de jeques regalo a Sidi Houdin un magnifico pergamino en letras islámicas, en el que se lo proclamaba el mago que sobrepasaba a todos los magos de los siglos pasados. Hoy el pergamino también se conserva en la casa museo de Houdin en la ciudad de Blois. Espero que todo lector de este blog pueda viajar a Francia para verlo personalmente.
Y si bien este acto suyo hoy sería probablemente repudiado, no podemos negar que para cualquier novela o comic es perfecto. Pacificar un país ganándole a un hechicero que además se llame Marabu (con acento en la u) con un truco de puro ingenio… ¡¡Que grande!!
Hoy se lo recuerda menos que al escapista, pero en Francia siempre es venerado como el mejor. Recomiendo el video realizado para honrarlo Una vida de mago, que puede verse en you tube y muestra espléndidamente sus mejores trucos y sus automatas originales .Por otra parte basta poner Robert Houdin en el buscador de Google y aparecerán miles de entradas dando cuenta de su vida y su notable aventura.
Honor a quien uso su poder para evitar una guerra… pero todo gran hombre tiene sus sombras, no hay caso… ¡Mira que inventar el despertador! ¡Algo de siniestro tenia!
Muy buena entrega como siempre y sobretodo muy interesante, sin duda uno mas de los adelantados a su epoca y concuerdo contigo, eso del despertador vaya que es siniestro jajaja
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Muy interesante!!!! Son muy valiosos estos artículos que rescatan hecho y sucesos de la historia ya ignorados y olvidados. Espero ansiosa los próximos!
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