La puerta intermedia (The Door between, 1937)

Autor: “Ellery Queen” (Frederic Dannay y Manfred Lee)

Colección: Caimán nro. 89

Edita: Diana, México, 1961

Karen Leith es una novelista exitosa y muy celosa de su vida privada. Vive en una casa de aire oriental, ya que se crio en Japón. Está comprometida con el mayor experto en cáncer de la época, con una boda inminente. Y una tarde, mientras la hija de su novio –que está de viaje por Europa- espera en la sala, ella aparece muerta en su habitación cerrada. Solo hay una manera de entrar, que es por la sala donde la chica espera. Y todas las pistas conducen a la culpabilidad de ella, pese a que sabemos (el libro en gran medida está contado desde su punto de vista) que ella es inocente.

Por suerte hay dos aliados que pueden ayudarla. Uno es Terry Ring, detective privado barriobajero, duro y listo para todo (y que parece estar perdidamente enamorado de ella). El otro es Ellery Queen, hijo del Inspector Queen de la policía, novelista, intelectual y una máquina cerebral. Juntos terminan de resolver un caso que poco a poco se va retorciendo, arrastrando historias complejas del pasado de la muerta que afectan lo que pasa. Y resolviendo un misterio de cuarto cerrado de manera bastante factible.

Esta es la novela número doce de la serie de Ellery Queen. Si, el autor es también el protagonista… Bueno, en realidad eran dos primos (Dannay y Lee) que escribían novelas problemas (de esas donde las pistas están ahí en el texto para que el lector pueda resolverlo por su cuenta si así desea). Su personaje fue muy exitoso y generó una serie de novelas, películas, programas de radio y televisión y hasta una revista de relatos policiales con el nombre del personaje como título.

Particularmente esta es una novela que es considerada como transición entre las primeras novelas, misterios clásicos de crímenes imposibles resueltos con habilidad lógica y capacidad deductiva, hacia un estilo mucho más abierto, donde la caracterización del os personajes tuviera algo mas peso. Está claro que, ya a esa altura, el policial negro estaba teniendo peso en el género y los autores (que eran aficionados al policial desde antes de escribir) consideraron que había que variar un poco la fórmula. No me asombraría que el detective privado sea su forma de adosar esa vertiente en la historia.

La novela funciona muy bien, dando volantazos y sorpresas cada tanto, para seguir atrayendo al lector. Ellery no es una máquina de pensar, sino un tipo intelectual y calmado que –a diferencia de muchísimos otros detectives cerebrales- no resulta un necio social. Incluso construye hipótesis que fallan. Que logre ese equilibro es uno de los méritos de los autores. Tal vez la historia se marre hoy día  un poco por un cierto racismo anti oriental (tranquilos, no tenemos esos momentos a lo Sax Rohmer, nada tan exagerado) que confía en determinados rasgos de la “psicología oriental” para resolver la situación final. O una de las situaciones finales, que tiene varias.

En fin, interesante comienzo de mi parte en la obra de Ellery Queen (al menos de sus autores originales, que ya había reseñado hace muchos años atrás uno de los escritos por sus sucesores). Esperemos prontamente seguir con más de su obra.

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