Biblioteca Arboles Muertos y Mucha Tinta presenta Dimensión 5 volumen 1.

Tenemos libro nuevo y autor nuevo en la Biblioteca Arboles Muertos y Mucha Tinta. Esta vez, presentamos a Gonzalo Oyanedel, un guionista e investigador de la cultura popular chilena que lleva años publicando artículos sobre diferentes aspectos de la cultura pop en blogs y revistas. Y que nos cedió un montón de estos artículos para poder armar esta nuevo librito electrónico, disponible en formato epub, mobi o pdf , como es nuestra costumbre. Era tanto el material que dividimos todo en dos volúmenes. El primero (este que ven aquí) habla sobre cine, televisión y animación. Con temas que van de Clutch Cargo a Tura Satana, pasando por (entre muchos otros) Ator el Poderoso, The Prisoner y Lancelot Link.

Como siempre pueden descargar el archivo siguiendo este link .

O bien pueden bajarlo desde la pagina de Lektu , también gratis (solo les pedirá que lo compartan el link en algunas de sus redes sociales)

Y por supuesto, pueden bajarse el resto de nuestros libros yendo a esta parte del blog.  O a otras compilaciones (autorizadas) de material , que estan en esta otra parte

Todo gratis para el disfrute nerdo pajero de ustedes, amigos. 

Vayan y disfrutenlo.

De nada.

 

Un piquete para Walt (3): El final y lo que vino despues

Tercera y última parte de esta nota que fuera publicada originalmente (años ha) en la revista La Cosa. Para leer la primera parte vayan aquí . La segunda parte, vaya aqui

Para agosto la situación estaba bastante clara: Disney tendría que negociar sí o sí con los huelguistas y aceptar la mayoría de sus condiciones. Pero Walt no era la persona ideal para esto con su carácter temperamental, paternalista y, sobre todo, obcecadamente ciego para aceptar la derrota. Así que el día 17 de ese mes partió en un tour de buena voluntad por Sudamérica, funcionando como una suerte de embajador extraoficial de Estados Unidos (en un momento en que la participación de los yanquis en la Segunda Guerra comenzaba a volverse algo inminente y por eso con necesidad de tener a sus vecinos sudacas en sintonía política), pero que también sirvió como excusa para sacarlo del medio en el momento de negociar. Walt se fue, no sin antes decir en una entrevista que la situación lo había desilusionado y descorazonado.

Walt se hace el gaucho en Sudamérica , en su gira de buena voluntad (que además sirve para que se arregle la huelga con él fuera)

Sin él se llegó rápidamente a un acuerdo donde se consiguieron la mayoría de las condiciones reclamadas. Muchos, inclusive Art Babbitt, fueron contratados nuevamente. Pero en cuanto volvió Disney, la presión interna para sacarse de encima a estos indeseables se hizo notoria y entonces varios empleados buscarían otros lugares donde trabajar (como explicamos más arriba). El propio Babbitt terminaría negociando su renuncia en 1947 y se iría a otro lado.

Saludos Amigos, el resultado de la gira. y un film mediocre de Disney

Las consecuencias de esta huelga repercutirían no sólo en el estudio, sino en toda la industria. Internamente, los estudios Disney perderían a una gran cantidad de gente creadora. Pero sobre todo, el lugar se convertiría en otro estudio de animación más. La mística creadora que movía a la gran mayoría de los artistas que trabajaban allí durante los 30 se perdió irremediablemente. De hecho, los 40 fueron una década terrible. Sus largometrajes post paro, con la excepción de Dumbo (1941), que se terminó con los huelguistas en la puerta, resultaron fracasos- como Bambi (1942) o tibios éxitos en la taquilla. Y lo peor es que después de Bambi y hasta Cenicienta (Cinderella, 195O), los largometrajes serían productos mediocres que no ganarían el aplauso unánime de la crítica (como pasaba antes).

Bambi , otro fracaso comercial (que no creativo) de Disney en los cuarentas

También la ideología de Disney se modificaría sensiblemente por obra y gracia de la huelga. El conservadurismo populista de sus inicios mutaría en un conservadurismo defensor del «status quo» capitalista, rabiosamente anticomunista. No por nada Disney sería uno de los miembros más importantes de la Motion Picture Alliance for the Preservation of American ldeals, el principal grupo dentro de la industria que apoyó la caza de brujas en Hollywood durante los 50. Disney siempre estaría convencido que la huelga de 1941 fue producto de la manipulación comunista. Y actuaría en consecuencia y sin remordimientos más tarde.

Disney ante el Comité de Actividades Antiamericanas en la decada de 1950, denunciando a los bolches que le hicieron la huelga en 1941

Pero tal vez el efecto más grande del paro haya sido la aparición de la United Productions of America, más conocido como el estudio UPA. Fundado y lleno de trabajadores que habían participado del conflicto de 1941, la UPA y su estilo de animación nuevo y osado, donde predominaba el diseño no realista, revolucionó la técnica de una manera que no ocurría desde comienzos del sonoro… cuando Disney y sus primeros cortos de Mickey y las Silly Simphonies cambiaron el lenguaje del dibujo. Ese tal vez sea el resultado más irónico del conflicto: fue el que plantó las semillas de la nueva revolución animada.

en los años 50 la creatividad en animación abandona a Disney y se va a la UPA

Una revolución en la Walt Disney sería sólo un espectador.

Un piquete para Walt (2): El tio Walt y los seiscientos enanos

Quien quiera leer la primera parte , solo vaya aqui.

Uno de los protagonistas de esta huelga por venir fue el animador Art Babbitt. Babbitt había entrado en 1933, luego de sus comienzos en los estudios Terrytoons. Se convirtió en el principal desarrollador del personaje de Goofy, además de ganar la reputación de un rápido y excelente animador dentro de la empresa. También era conocido por su fama de seductor inveterado (que recién se calmaría tras casarse con Marge Belcher, la bailarina que sirvió de modelo para Blanca Nieves), algo que no le caía bien en lo personal a su conservador patrón. Otro gran punto de divergencia era el ideológico: Babbitt tenía posiciones políticas claramente delineadas hacia la izquierda. Eso lo motivó en un principio a unirse al sindicato de la empresa.

Art Babbitt, animador y lider sindical

Desgraciadamente, pronto se dio cuenta que estar allí no serviría de nada a la hora de negociar aumentos de sueldo. Sin embargo, intentó actuar como un líder sindical real y fue con un pedido de aumento de dos dólares semanales para los entintadores y pintores. La respuesta de Roy Disney, el hermano de Walt encargado de las finanzas, fue: «Mantené tu nariz lejos de nuestro negocio o te vamos a sacar de acá!”.

Un boletin del sindicato «trucho» de la Disney

Desilusionado, Babbitt comenzó a buscar otro lugar donde afiliarse. Lo encontró en la Screen Cartoonists Guild. Poco después, Babbitt sería uno de los principales reclutadores dentro de la Disney. Para enero de 194]-, había suficientes afiliados a la SCG en el estudio como para reclamar ante las autoridades laborales de Estados Unidos, entidad ante la cual Disney debería negociar las relaciones sindicales con sus trabajadores. Además acusó a la empresa, en un tribunal laboral, de faltas en la forma de contratación de los empleados.

Si tenes creativos huelguistas, salen cosas como esta…

La respuesta de la Disney fue de categórico rechazo ante los pedidos: si bien disolvió su sindicato interno, lo reemplazó… por otro también controlado por la empresa. Y además contraatacó pidiendo una elección para que los empleados eligieran la asociación que querían que los representara. El SCG se negó argumentando que la compañía metería presión para que los trabajadores votaran por el sindicato de la empresa y continuaron con disputa.

Disney con Gunter Lessing, su abogado y uno del os itpos que mas enojó a los huelguistas.

La situación no fue aliviada por la conducta del abogado laboral de Disney Gunter Lessing, quien antes de representar a la compañía había auxiliado legalmente a Pancho Villa, el revolucionario mexicano. Pero eso no lo hacía para nada un tipo de mente abierta. Por el contrario. su posición reaccionaria, sus discursos antisindicales y su actitud sobradora y prepotente ante la situación que se estaba desarrollando lo hizo blanco de duras críticas, incluso de gente que no apoyaba al movimiento sindical. Cuando Lessing fue puesto a cargo por Disney para manejar las relaciones laborales «no pudo hacerse una elección menos sensata». como dijo el animador Seamus Culhane, poniendo en palabras el sentimiento generalizado de los trabajadores.

Un pato enojado

La situación entre la Disney y el sindicato continuó empeorando gracias a los buenos oficios de Lessing y sus cohortes. Art Babbitt fue arrestado por dos policías bajo el falso cargo de llevar un arma ilegal justo el día que tenía una importante reunión con el tribunal laboral. Otros miembros conocidos del SCG también recibieron presiones y aprietes en el trabajo. Como la cosa no paraba, a fines de mayo, la Disney lomó una decisión fatal: echar a 18 de los «agitadores», incluyendo a Art Babbitt. Hubo una reunión de urgencia en el sindicato y se decidió que había que ir a la huelga.

Rodeando el auto del tio Walt

El 28 de mayo de 1941, más o menos la mitad de los empleados de la Disney se encontraban parados en la puerta haciendo un paro, ante la atónita mirada del resto de sus colegas… y la más sorprendida aún de Walt Disney, que no podía creer que su «lugar de trabajo perfecto» estuviera con tantos descontentos. Los demás sindicatos de la zona apoyaron la huelga solicitando un boicot contra los productos de Disney. A pesar de todo, el ambiente en ese primer día era bastante apacible: los huelguistas y los que no la apoyaban se hacían más bromas que insultos, y los carteles (con personajes de la Disney apoyando la medida o poniendo a Disney disfrazado de Blanca Nieves y a sus empleados como los «Seiscientos enanos») hacían que la cosa tuviera mucho de carnaval. Sólo hubo un momento algo tenso, cuando entró Disney en su auto. Mientras avanzaba lentamente hacia la puerta en su Packard en medio de la rechifla, Walt escuchó una voz en un megáfono que decía «¡Ahí está… El hombre que cree en la hermandad para todos excepto para él..! ¡Todos juntos ahora…. BOOOOOOOOOOO…..!!!» Walt frenó en seco, se bajó del auto, se sacó la chaqueta y, muy enojado, se puso a buscar a Art Babbitt – persona que él suponía tras el megáfono- listo para cagarlo a palos. Un guardia lo detuvo y lo convenció de que se metiera en el estudio antes de que pasara algo. Ese fue el único incidente en un día relativamente normal.

Piquetes en los cines. Art Babbit, montonero!!!

Sin embargo, los que pensaban que la huelga terminaría rápidamente se vieron defraudados. Walt rechazó todo intento de mediación y denunció que era víctima de un complot de un sindicato manejado por los comunistas, que intentaban infiltrarse en la industria de Hollywood y usaban a sus empleados como peones inocentes en ese luego. El SCG también endureció su posición ante los ataques y amenazas que recibía diariamente. Los piquetes también empezaron a aparecer frente a cines donde proyectaban películas de Disney. Los huelguistas y los que no lo eran comenzaron a intercambiar insultos. Un día un rompehuelgas atacó con palos contra el piquete (para todo el mundo fue una de las grandes ideas de Lessing), que sirvió para que se sumaran más compañeros a las filas. Un intento para formar una nueva organización sindical leal al estudio fue arruinado cuando un grupo grande de miembros del SCG entró a la fuerza donde se reunían. El resultado fue una pelea gigantesca que paró cuando vino la policía. Y todo esto mientras la prensa seguía con inusitado cuidado los dimes y diretes del problema. La idea mítica del estudio Disney como un lugar creativo e ideal para trabajar, donde todos eran ¡guales, se desvaneció en un instante a partir de esta medida de fuerza.

otro boletin

Y muchos de los desencantados comenzaron a pensar en buscar trabajo en otros lados. Por ejemplo en el departamento de animación de los estudios Columbia que tenía un nuevo jefe: Frank Tashlin. Conocido por su trabajo innovador en los estudios Warner en los 30 (y mucho antes que se convirtiera en uno de los directores de comedia más grandes de Hollywood), Tashlin contrató a muchos de los disconformes empleados de la Disney pata que trabajaran en su estudio. Gente como John Hubley, Zack Schwartz y John McLeish se fueron sin dudarlo. Algunos, como Walt Kelly se volcarían a dibujar para los recién nacidos «comic books» (y posteriormente en las tiras de prensa donde crearía la maravillosa sátira «Pogo»). Otros, como Ray Patterson, terminarían trabajando con William Hanna y Joe Barbera haciendo Tom y Jerry.

(continuara…)

Un piquete para Walt (1): El lado oscuro del ratón

A principios de la década de 1940, los estudios Disney estaban en su punto más alto, creativamente hablando. Desde que en 1928, Walt Disney creara el primer dibujo animado sonoro con Steamboat Willie e inventara al ratón Mickey, el éxito de la compañía había crecido tanto como la demoledora originalidad que ponían en cada proyecto. La visión de Disney permitió que durante todos esos años, su estudio rompiera y expandiera los límites del dibujo como no se había visto antes. El equipo de animadores que se forjó en esos tiempos, hizo posible generar obras con éxito tanto de crítica como a nivel popular. Mickey, Donald, las Silly Symphonies, los Tres Cerditos, Blanca Nieves y los Siete Enanitos (Snow White and the Seven Dwarfs, 1937), Pinocho (Pinocchio, 1940) y Fantasía (1940) son algunos de tos resultados de ese período fecundo y creativo.

Disney en los treintas: un estudio (aparentemente) feliz

La imagen que en esos años daba el estudio era la de un espacio informal, donde todos podían hablar con Walt y proponer ideas, y en donde se vivía en una atmósfera laboral que potenciaba la imaginación de todo el mundo. Y en parte era cierto: la preocupación por la calidad que demostraba Disney se convertía en más y mejores equipos de trabajo, en el empeño personal de muchos trabajadores para aportar ideas y sugerencias en las reuniones y una búsqueda personal de conseguir el mejor resultado posible en todos los aspectos. Disney era un tipo básicamente accesible y que rebosaba una innegable pasión por la animación y sus posibilidades.

Comiendo en la cantina de los esutdios Disney

En síntesis, la Disney en 1941 parecía ser un lugar ideal para trabajar. Algo que no era cierto.

El Jefazo y su mujer

Para ese momento varios problemas internos y externos estaban poniendo al estudio en tensión, generándose fricciones que poco a poco convergieron en lo que sería Ia huelga.

Poster de Fantasia. Una gran película que dejó un agujero financiero enorme.

En primer lugar, la empresa estaba teniendo dificultades financieras. Por un lado, Fantasía no había sido un éxito de taquilla, con lo que había un hueco de plata bastante grande que cubrir. Además, la guerra en Europa había cerrado mercados y por ende, había menos ingresos. Y esto ocurría con Disney en un momento de crecimiento. El flamante estudio de Burbank permitía albergar cómodamente a la gran cantidad de trabajadores (algo así como mil doscientos) que la compañía tenía en ese tiempo, pero a la vez había ocasionado un gran gasto que ahora estaba costando recuperar.

Los estudios de Disney en Burbank, otro gasto a recuperar en esos años

Esta gran cantidad de empleados también estaba conspirando para que la empresa pudiera funcionar de acuerdo a lo que ellos consideraban que era lo correcto. El principal problema era que la escala salarial en la Disney era un concepto inexistente. Dos personas que hacían el mismo trabajo podían estar ganando salarios muy diferentes uno del otro. Walt era un patrón a la vieja usanza y creía que había que pagar de acuerdo al talento. Con lo que desde el comienzo del estudio había dado premios y aumentos para quienes sentía que lo merecían. El problema era que esto era posible cuando la compañía era relativamente pequeña y Disney {que era un verdadero «control freak») podía conocer personalmente a cada uno de sus empleados. Pero claro, esto no era así por la cantidad de gente que tenía en 1941. Con lo cual este sistema terminaba en ese momento, beneficiando a los tipos más cercanos al jefe, generando resentimientos en los demás. El problema salarial era especialmente duro en los escalones más bajos de la organización. Si bien los animadores y directores ganaban unos sueldos altísimos para la época, sus asistentes. Y los in-betweeners (los tipos que dibujan lo cuadros intermedios entre una posición animada y la otra) podían recibir pagas de subsistencia… además debían entrenar a gente que de entrada ganaba más plata que ellos y que habían sido contratados sólo porque se venía una película y se necesitaban dibujantes a toda costa.

Disney revisando la historia de Fantasia. Como buen control freak que era, nada escapaba a su ojo

Aparte, muchos de estos animadores eran más jóvenes y habían sobrevivido a lo más duro de la gran depresión por su cuenta. A diferencia de los más veteranos del estudio, a los que Disney les había salvado en esos tiempos y por eso le tenían un respeto rayando en la adoración. Estos pibes tenían sus distancias con el tío Walt, a quien consideraban como un «dictador benévolo», que se quedaba con más crédito del debido y no quería que nadie le hiciera sombra.

Ub Iwerks, mano derecha de Disney en los inicios. Se fue a armar un estudio por su cuenta , fracasó y Disney lo recontrató a cambio de que no le hiciera sombra otra vez

Ejemplos no faltaban: cuando Ub lwerks -mano derecha de Disney en sus primeros años- volvió a pedir empleo luego de varios años de andar fracasando de un lado a otro del universo del «cartoon», Disney lo aceptó con brazos abiertos… a condición que no fuera más que empleado. Uno muy bien pago, pero empleado al fin. Nada de lo que habían hecho juntos en sus primeros años -e lwerks había sido fundamental en el éxito del primer Disney- impidió que Walt dejara las cosas en claro, y a partir de ese momento lo tuviera sólo como un asalariado más en la compañía. Sólo Walt Disney era el que decidía las cosas y sólo él merecía el crédito del trabajo de todos.

Disney se preparo para apoyar a la guerra que se venía, aunque con eso se quedaba sin el mercado europeo

Además, el momento político hacia que muchos de ellos tuvieran posiciones progresistas y de izquierda que no le caían bien al jefe, un tipo de pensamiento conservador. Entre esas posiciones divergentes estaba la creencia en la necesidad de tener un sindicato que defendiera sus intereses. Y eso era algo que Walt no podía aceptar. Como buen jefe paternalista, creía que su trato era más que justo con todos y que si alguien tenía una queja tenía que venir a presentársela personalmente (aunque claro, la respuesta podía ser «no, y si no te gusta te podes ir a otro lado»). Eso de que se juntaran para reclamos colectivos era ponerse en su contra de él. Y si algo no le gustaba a Disney era que desafiaran su autoridad.

El del medio es Art Babbitt, el otro protagonista de lo que se venía

Otro factor externo empañaba también esta cuestión gremial. Por esos años los sindicatos de Hollywood se encontraban divididos en dos grupos: unos respondían a una central más poderosa y moderada, pero que se hacía cada vez más notoria su conexión con la mafia y su corrupción. Por otro lado, un grupo de sindicatos disidentes tomaba posiciones más izquierdistas, lo que hacía que mucha gente los acusara de títeres de la Unión Soviética. Justamente. Uno de los organismos que pertenecía a ese grupo era la naciente Screen Cartoonists Guild (SCG), que pretendía representar a todos aquellos que tenían que ver con el dibujo animado, y habían ganado el derecho a representar a los empleados en la MGM y a la gente de la Warner.

La huelga del Screen Cartoonist Guild contra los estudios Fleischer.

Y ahora el turno era mirar a la Disney. En esa búsqueda, se encontró con estos descontentos, que no tenían quien los defendiera: es que el sindicato de Ia empresa era básicamente una entidad apoyada por la patronal y que no tenía poder de negociación colectiva, con lo cual su poder efectivo era nulo. Las cosas estaban listas para estallar. El volcán estaba pronto a mandar todo para arriba. Lo que nadie se esperaba era que eso se convirtiera en Krakatoa.

 

(continuará…)