Justicia a tiros

Autor: TexTaylor (seudónimo de Mario Calero mentejano)

Colección: Bisonte nro. 120

Edita. Bruguera Argentina, Buenos Aires, 1957

 

Glenn Kirk Llego a Nogales y se encontró con una guerra entre dos pandillas. Y aparentemente es un pistolero listo para venderse al mejor postor. Pero en realidad tiene el objetivo de deshacerse de ambos y restablecer la ley y el orden en la ciudad. Y lo hace, a tiro limpio, como dice el título. En el medio peleas, un romance con una chica del lugar del que queda prendado, una femme fatale que termina llevando a cabo una escena de tortura muy sádica para la época, un rescate de serial cinematográfico y mucha gente que cae muerta por los disparos de nuestro protagonista. Mucha. Parece un eurowestern desaforado

Del autor ya habíamos reseñado otra novela suya en el blog y mantiene el tono de acción sin parar a costa del argumento. Un buen western serie B para leer sin culpa. Hamburguesa literaria con sabor del Oeste.

El fanfarrón (1948)

Autor: “Alan Richmond” (seudónimo de ¿?)

Colección: Bisonte nº 11

Edita: Bruguera, Barcelona, 1948

Década de 1920. Larry Carver es un exitoso y osado periodista en Chicago, que hace lo que sea por la noticia, como descolgarse por el exterior de un rascacielos para entrevistar a un capo mafia escondido. También es un fanfarrón de cuidado. Como por culpa de ese reportaje se la tienen jurada, decide hacer mutis por el foro y dirigirse a un pueblito olvidado del Oeste. Ahí se encuentra que el dueño de la taberna es además literalmente dueño de la zona, sheriff inclusive; que hay una chica hermosa que le atrapa el corazón; y que la casualidad lo lleva a tener por herencia la clave para poder derribar al malévolo dueño de la zona. Pero además se topa conque el mafioso que lo persigue es (casualidad de casualidades!) el proveedor del dueño de la taberna… y justo anda por ahí escapando de problemas.

Esta es una de las primeras novelas de bolsillo (bolsilibros para los amigos) del género western que Editorial Bruguera lanzará al mercado en la España de Franco. Demás está decir que esta será una de las colecciones claves del género en la literatura de quiosco por varias décadas, tanto en España como Hispanoamérica.

Respecto a esta novela en particular, tiene algunas cosas que me llamaron la atención. Por un lado que sea en un Oeste moderno (y que de hecho empiece como una de gangsters) me sorprendió. Por otro el nivel de violencia: no es solo que se disparen y se maten sino la facilidad con que lo hacen tanto malos como buenos. Tercero que la ayuda final venga de un mafioso “amigo” sin que sea un problema ético para el muchacho: es como para que para matar a Al Capone , el héroe pidiera la ayuda de Scarface y no tuviera ningún dilema moral. Y obviamente, o que juega ne  contra es las coincidencias: justo el héroe es el heredero del os pastos que solucionan todo el problema, justo es amigo del gobernador, justo se lleva bien con el mafioso rival del gangster que lo persigue. Muchos deux ex machina si me preguntan. Eso si, no esa mal escrito y se puede leer.

NO se quien se esconda detrás de “Alan Richmond” (¿alguna ayuda por ahí?) pero digamos que, si esta novela es representativa, nos hallamos ante uno de los miles de escritores de novelitas de a duro que no llaman mucho la atención. Una de vaqueros mas, en síntesis.

Exhumando libros olvidados

Tres Nouvelles fantásticas argentinas 1880 – 1920

Contiene: “El doctor Whüntz, fantasía de Raúl Waleis (1880); “Mandinga” de Enrique Rivarola (1895) y “El homunculus” de Pedro Angelici (1918)

Colección: Los exhumados nro. 1

Edita: Ignotas, San Andrés, 2015

La máscara del horror y otras pesadillas fanta-bélicas

Autor: Ernesto Bayma

Contiene: “La máscara del horror” (1967); “Frente a la muerte” (1965); “Metralla para los monstruos” (1967); “El prisionero” (1968)

Colección: Los exhumados nº 4

Edita: Ignotas, San Andrés, 2015

Como siempre hago la aclaración: aparte de ser el editor de los libros, Mariano Buscaglia es amigo y colaborador de este blog, así que eso puede redundar inconscientemente en una reseña favorable. Están advertidos. Aunque les juro que eso no influye en la reseña.

Dicho esto, el trabajo de mariano en rescatar perlas olvidadas de nuestra literatura es en mi opinión encomiable. Hay un montón de material publicado que queda tirado en los canjes de usado de la historia (y este blog es en buena medida una operación de rescate de esas obras). Que alguien se tome el trabajo de reeditar esto y darlo a conocer para más público me resulta algo absolutamente valioso. Sobre todo cuando hablamos del fantástico argentino, género que tiene una invaluable cantidad de material olvidado.

En este caso tenemos dos libros que rescatan autores de dos periodos completamente diferentes (y dos formatos completamente diferentes) del devenir editorial de Argentina. Por un lado, las publicaciones de la Argentina de la república oligárquica que va entre 1880 y 1920, un periodo de alta inmigración, veloz crecimiento poblacional urbano, desigualdades sociales y un esfuerzo gigantesco por aumentar la alfabetización, lo que daba como resultado la aparición de una verdadera literatura de masas por primera vez. El segundo libro corresponde a los sesentas, años de una sociedad en pleno Estado de Bienestar, con la literatura amenazada por la televisión pero todavía con un pujante sector de literatura popular, expresada principalmente en los “bolsilibros” que poblaban los kioscos de esos años. En esos momentos se enmarcan las obras fantásticas de ambos libros

En “Tres nouvelles fantásticas argentinas” nos hallamos con tres novelas cortas de diferente índole, aunque todas marcadas por las temáticas y los estilos de esos años. Primero “El doctor Whüntz” de Raul Waleis es una historia muy deudora del estilo de E.T.A. Hoffmann sobre un científico cuyos conocimientos alquímicos están ayudando al hijo de su prometida, que por tradición familiar debe volverse verdugo, aunque él no desea eso. Con un final truculento, la historia tiene esa floritura decimonónica que puede hacerla un poco farragosa para el lector desacostumbrado a éste.

Le sigue “Mandinga” de Enrique Rivarola, que en el fondo es una farsa sobre dos medio pelo provinciales y chupacirios que ven la mano del Diablo tentándolos porque esta uno de ellos caliente por la sirvienta. Hay una corriente de humor muy mala leche en la obra y unos apuntes costumbristas de esos años. El narrador destila ironia en cada página. De las tres es la que más me gusto.

Finalmente ”El homunculus” de Pedro Angelici es una historia de “mad doctor” que quiere crear vida y lo logra, con terribles resultados. Muy en la vena de Frankenstein si quieren. El estilo es mucho más moderno ya (se notan los casi cuarenta años de diferencias con las historias anteriores) y bien podría haber estado, de publicarse en USA, en los primeros números de Weird Tales, esos donde todavía no aparecían Lovecraft y su círculo. Nada excepcional pero bien escrito.

El segundo libro que reseñamos tiene una diferencia: se compone de tres novelas de bolsillo (y un cuento) escritos exclusivamente por un mismo autor, Ernesto Bayma, un periodista deportivo y libretista de teatro que escribe cruzando géneros, en este caso el bélico con el fantástico. El resultado es… ufff… extrañísimo. Como pone en el estudio (que está también en el libro) Christian Vallini “el verdadero apocalipsis no pasa por los escenarios de guerra, sino por le sentido de caos e irrealidad que subyace bajo la superficie”. De hecho, las historias están bastante caóticamente construidas, con personajes que aparecen y desaparecen, con explicaciones de conductas que aparecen casi en offside, con giros increíbles y, sobre todo con una atmosfera enloquecida y malsana que no se puede creer. Aclaro que no es para todo el mundo. Si te gustan cosas como argumentos coherentes, no es lo tuyo. Pero es fascinante. Un poco lo que pasa cuando lees a Harry Stephen Keeler o cuando ves una peli de Ed Wood: la bizarría de todo supera por lejos a lo que “debe ser” una buena novela de género. En serio es fascinante.

Que Mariano haga esos rescates es algo que me parece valiosísimo. Ojala que las ediciones ignotas sigan su marcha por muchos años más.

Los satánicos (1958)

Autor: “Tom Argo” (seudónimo de Tomás Argüello)

Colección: Espacio – El Mundo Futuro nº 124

Edita: Toray, Barcelona, 1958

Primero que nada, olvídense de cosas como astronomía o biología acà. Hay que aceptar que hay un planeta desconocido cerca de Neptuno que lo oculta una niebla en medio del espacio. O que el planeta es un infierno ardiente estando a distancias enormes del Sol. O que en ese lugar infernal del calor, los astronautas se asoman así sin más, respirando algo que les licua los órganos convirtiéndose en unos globos incubadores de… algo monstruoso. Y que, una vez detectado eso, no se tomen las medidas de cuarentenas obvias sino que se los revise cual si fuera un resfrió.

Así que, si deciden olvidarse de verosimilitudes científicas más o menos obvias, se van a encontrar con una historia medianamente entretenida, pero con un par de escenas genuinamente terroríficas. Como la joven a la que en medio de un beso en una pista de baile, se le desprende la cabeza para estallar con criaturas afiladas. Una escena que bien podría aparecer en Alien. O el final con el científico mayor transformado ante los ojos de su colega (y protagonista del relato) mientras en cualquier momento llega el resto de la familia. Solo por las dos o tres escenas de este tipo que está novela vale la pena leerse.

Por cierto, el autor era periodista deportivo y escribìa bolsilibros para hacer unas pesetas extra.

Una historia muy inverosímil que se salva por estas dos o tres escenas macabras.

Deedee (1969)

Autor: “Alison Lord” (seudónimo de Julie Ellis)

Colección: Jaguar n°66

Edita: Diana, México, 1970

Deedee tiene 18 años recién cumplidos, un departamento recién alquilado en la Sunset Strip de Los Angeles de finales de los años sesenta, un novio contracultural que no quiere ir a Vietnam y un gusto por los Doors. Pero tiene una segunda vida, como hija de una superestrella de Hollywood que sucesivamente la consiente y la ignora y que últimamente se ha enrollado en Las Vegas con un tipo que aparentemente es un mafioso… y que la mira como un lobo a una oveja tierna. Y que, en un punto la tienta…

Pero tranquilos, porque, la verdad, el triángulo madre/hija/amante que amenaza ocurrir (y que la contraportada vende prometiendo algo muy hot, como pueden leer)…

…se queda en nada y solo una escena final (que deriva en un momento criminal) amaga a ir por ahí. Pero a cambio de eso hay varias escenas de sexo (no descritas pero insinuadas) en la que actúa más que nada la madre antes que la chica protagonista. Parece que las superestrellas decadentes del cine tienen sexo más glamoroso que las jovencitas hippies.

Igual, lo más entretenido del libro para un lector hoy día es leer el vocabulario “joven” de esos años. Sobre tod teniendo en cuenta la traducción mexicana, que lo convierte (al menos para mis ojos) en un documento entre sociológico e hilarante. Ponte en onda, fresa, y salgamos de la covacha para chequear la escena. ¿Me explico?

Tras el seudónimo se escondía una primeriza Julie Ellis, quien años después sería una prolífica autora de paperbacks románticos e históricos. Y pese a hacer sus primeras armas como novelista es clara y coherente en su estilo. Una productora eficiente de basura softcore de la época. Dentro de ese subgénero, no es lo peor que a uno le puede tocar…

La última jugada de Jack Hamlin (¿1943?)

Autor: José Mallorquí

Colección: Hombres del Oeste nro. 115

Edita: Cliper, Barcelona, ¿?

Jack Hamlin es un personaje del escritor americano Bret Harte, prototipo del jugador elegante dedicado a esquilmar gente en los pueblos del Far West. Si bien no hay un Hamlin real, Harte se basó en varios personajes que efectivamente pululaban por el oeste real para componer al personaje. Lo curioso es que aquí José Mallorquí decida usar el personaje para su novela. ¿Era exitoso el personaje en esos años? ¿Mallorquí quiso hacer su propia fanfic? ¿Qué motivo hace que use al personaje y no se invente uno con un nombre real? Misterios que quedaran posiblemente sin resolver…

La historia, de hecho tiene que ver mas con la compañera de Hamlin, Louise Perry (a) “Serena Lovat”, pobre niña abandonada devenida primero en mujer de vida fácil, después en mano derecha y cuidadora de una dura estanciera y luego heredera del rancho al que están robándole el ganado de manera frecuente. Y de su relación con el hijo de la estanciera, un hijo extrañado, con un pasado igual de turbio.

Y aquí es donde hallamos uno de esos giros que hacen a José Mallorquí EL ESCRITOR SUPREMO DE LA NOVELA POPULAR que todos respetamos. Lo esperable sería que le hijo de la estanciera fuera un tipo cobarde, despreciable y traidor, dispuesto de maneras taimadas a sacarle el rancho a la joven. O volverlo un héroe intachable pero con tanta mala fama como rectitud encomiable. Y no hace eso. El personaje cambia, de manera creíble y sin negar sus errores. Que lo logre mientras suceden tres conflictos paralelos (con los cuatreros, con los ex compañeros de rumbo del hijo del ranchero y con Hamlin, que vuelve a reconquistar a su ex amor) en un formato tan breve como el de la novela de bolsillo y logre salir airoso, demuestra el excelente hacer de Mallorquí.

Imperdible este western para todos los aficionados a la novela popular y al western. Nada que hacer: Mallorquí la tenía muy clara.

Dos hombres

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Autor: “Tex Taylor” (seudónimo de Mario Calero Montejano)

Colección: Bisonte n° 225

Edita: Bruguera, Barcelona, 1952

Dick Sandon es un peon pobre pero honrado. Sam Kinner es un ranchero rico y prepotente. Ambos están enfrentados desde niños y ambos están enamorados de Kitty… que ama a Dick y detesta a Sam. Que además es víctima del desprecio de Cruz, la hija del dueño del rancho donde trabaja Dick y que Sam quiere casar como una forma para obtenerlo. Y por supuesto, Sam no acepta un no por respuesta, aunque tenga que llevar a todos al desastre, auxiliado por unos “amigos” de mala avería. Por suerte , los otros tienen un ángel guardian: Clark, un vaquero de un pasado pesado que, además está enamorado de Cruz.

El resultado es una novela mas efectista que efectiva. Sin ser un desastre ilegible, uno no se siente demasiado envuelto por lo que le pasa a los personajes, al os que arrojan a situaciones espectaculares cada diez páginas. Un poco como un guion de una película de Michael Bay, a ver si nos entendemos: mucho efecto, mucho espectáculo pero tras terminar no queda demasiado para sostener el relato.

Bolsilibro desechable y no particularmente rescatable, aunque tampoco abominable. Meh.

Peligro en la Antártida (1956)

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Autor: “R. Sturgiss” (seudónimo de Héctor Germán Oesterheld)

Colección: Vistaventuras n° 17

Edita: Indice, Buenos Aires, ¿196..?

Un barco con los secretos atómicos del tercer Reich ha aparecido varaod en los hielos antárticos. La carrera por quedarse con ellos está desatada. Bull Rockett y Bob Gordon son enviados por estados Unidos. Junto a un grupo de agentes británicos, encuentran al barco… que está en poder de un grupo de profesionales criminales que quieren venderlo al mejor postor. El problema es que los criminales son más, son eficientes y están manejados por el “Emperador” un gigantesco africano que tiene tanto cerebro como tamaño. Y es enorme…

Lo interesante de la historia es que Rockett y Bob siempre están en desventaja. Para que solo sobrevivan deben recurrir a osadía, cojones y astucia. E incluso así se necesitan un par de “deux ex machina” para que no perezcan en el intento. Y en eso tiene mucho que ver el desinterés de HGO por escribir estereotipos. El rival de Rockett, el “Emperador” no es solo un negro brutal que gobierna por el miedo: es inteligente, lo suficientemente educado para reconocer a Rockett como un científico valioso y su banda lo sigue porque efectivamente sabe lo que hace. Todo eso sin desmerecer que es un boxeador excelente, que le pelea mano a mano a Rockett en una de las secuencias más impactantes del libro. Si uno compara esto a los clisés del negro bruto que todavía pululaban en esos años, podemos ver el pensamiento progresista de HGO y su interés en salirse de los clisés de la cultura popular en la medida de lo posible.

NO voy a decir que es lectura imprescindible, incluso para los fanáticos de Oesterheld (diría que las novelas del Sargento Kirk en conjunto son mucho más interesantes que las de Bull Rockett), pero es una novelita de aventuras entretenida y llevadera de leer, que es lo principal aquí.

Hacia el infinito (1956)

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Autor: “Patrick Hanson” (seudónimo de Héctor Germán Oesterheld)

Colección: Vistaventuras n°8

Edita: índice, Buenos Aires, 1963

La mayoría de los científicos nucleares de Alamogordo han muerto, víctima de “la muerte sonriente”, un gas que los deja con una sonrisa al morir. Y el principal sospechoso es nada más y nada menos que Bull Rockett…

Sí, ya sé, premisa trilladísima la de esta novela (¡voto al Joker!), con Rockett perseguido por todo el mundo tratando de resolver quién es el responsable.

Y, sin embargo…

Y, sin embargo HGO demuestra su habilidad como narrador dándole un giro fabuloso al villano, escapándose del estereotipo que, todos los que venimos leyendo literatura popular a destajo, tenemos imbricado (joder, hasta le dediqué un especial a ese estereotipo). Pero Oesterheld lo da vuelta, explica sus (muy creíbles) razones y lo convierte en un personaje al que uno puede entender por qué hace lo que hace, en esos años de temores nucleares al máximo. Aquí la veta humanista del autor se impone al clisé.

Y, si bien en realidad la historia temirna tras recorrer dos tercios de la novela, HGO nos dedica el tercio final para encontrarle una salida digna (y que da pie a continuarás futuros…)  al oponente (que no villano) de Rockett.

Novelas como esta son las que dejan claro que HGO era un narrador especial, uno que podía agarrar los clisés del género y –sin abandonar éste- darlos vuelta y convertirlos en algo nuevo.

Absolutamente recomendable como novela de aventuras.

Vuelve Moby Dick (1956)

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Autor: “Patrick Hanson” (seudónimo de H. G. Oesterheld)

Colección: Vistaventuras nro. ¿?

Edita: Indice, Buenos Aires , ¿1962?

Hay un cachalote blanco destrozando naves pesqueras en el Océano Antártico. Y Bull Rockett y Bob Gordon se unirán a una extraño club de aventureros que quieren cazar a este “Moby Dick” usando una nave y herramientas del siglo XIX, como si estuvieran en la novela de Melville.

Si, la idea es media descabellada para hacer una historia. Y, por más que HGO se esfuerza, nunca termina de creerse la premisa. O sea, ¿tenes una ballena que es capaz de hundir barcos modernos y vas a enfrentarla con un barco del siglo XIX? ¿Solo porque les gustan los desafíos? Suena a idiotez de gente rica y al pedo. Nunca como algo que sea realmente interesante y excitante.

Y eso que la prosa de HGO sigue siendo sólida y efectiva. Sabe contar.

Pero con una premisa tan  floja, no hay mucho para salvar, realmente. HGO da para más.