Mas Mundodisco para todos

Brujerías (Wyrd Sisters, 1988)

Colección: Mundodisco 6

Edita: Martinez Roca, 1992

PIrómides (Pyramids, 1989)

Colección: Mundodisco 7

Edita: Martinez Roca, 1992

¡Guardias! ¿Guardias? (Guards! Guards?, 1989)

Colección: Mundodisco 8

Edita: Martinez Roca, 1992

Autor: Terry Pratchett

Venía remolón, dándome vueltas a la hora de escribir sobre las últimas novelas de Mundodisco que he leído. A veces es así, me da vagancia escribir sobre algo y lo voy estirando. Pero, ojo, no porque la serie decaiga. Por el contrario, a esta altura, Pratchett ya le encontró el tono definitivo a la serie y aquí nos presenta a tres historias fabulosas. Y sobre todo, muy graciosas.

En Brujerías, Pratchett va a agarrar el argumento de Macbeth de Shakespeare y convertirlo en comedia. Para eso va a usar a Yaya Ceravieja (a la que ya vimos en Ritos Iguales) junto a dos de sus compañeras, teniendo que enfrentarse a desgano a un rey usurpador y asesino del rey legítimo, que las quiere inculpar de sus problemas. Además hay un heredero justiciero, un reino enojado, una esposa que azuza al usurpador y unos actores de teatro. Sí, todo muy shakesperiano… hasta que uno lo lee. Porque esto es una farsa de tomo y lomo, con brujas enojonas y provincianas, fantasmas que no quieren serlo, príncipes que no tienen ni idea, tiranos idiotas, y saltos temporales locales. Y Yaya Ceravieja – que en la novela anterior estaba esbozada – acá deviene una fuerza de la naturaleza hecha señora, una suerte de señora de su casa que no quiere saber nada de moderneces, con cero sentidos del humor y un pragmatismo que corta boludos en cantidad. O sea el equivalente juvenil de tu tía abuela, esa que siempre sabe lo que hay que hacer aunque no tenga ni idea y no acepta un no por respuesta cuando decidió que ese es el camino correcto a seguir.

Pasando a Piromides, la parodia va hacia el Antiguo Egipto. Un lugar donde nunca pasa nada, donde todo siempre pasa exactamente igual, donde los faraones gobiernan y mueren para ser convertidos en momias que viven eternamente bajo las pirámides… les guste o no. Y donde le poder energético de las pirámides es real. Tanto que si se hace un poco demasiado grande pues… tenemos problemas con la realidad. Sumemos a un joven faraón que estudió para ser asesino (en la escuela del Gremio de Asesinos de Ankh-Morpokh nada menos) devenido en justiciero nocturno contra su propio reinado, una familia de constructores de pirámides muy ambiciosos, un Sumo sacerdote con n oscuro secreto y un camello que es un verdadero genio de las matemáticas y tenemos los ingredientes para una novela que a mí me tuvo por momento riéndome a carcajadas.

Y en ¡Guardias! ¿Guardias? Conocemos a la Guardia Nocturna de Ankh Morpokh, una de las agencias de protección más inútiles e innecesarias de la historia. Que de repente se topan con una conspiración para que aparezca un dragón y con ello, conseguir un rey que lo elimine y así conseguir un nuevo gobernante en la ciudad… excepto que el dragón no quiere. Y es inteligente. Y jodido. Súmenle a una vieja solterona obsesionada con los dragones, la aparición rutilante del simiesco Bibliotecario de la escuela de magia (si leyeron alguna de las novelas anteriores ya lo van a conocer) y el gran rol del Patricio, gobernante de la ciudad, un tipo que hace que Batman parezca un novato a la hora de urdir planes sobre planes sobre planes. Si bien las tres con muy buenas novelas, esta es simplemente genial. Hay hasta chistes con Harry el Sucio, en una escena que hay que leer para creerla.

Lo vuelvo a decir: si no leyeron nunca alguna novela de Mundo disco no sé qué hacen acá. Vayan y consíganlas. Es perderse una de las mejores sagas de literatura de los últimos cincuenta años.

Rechicero (Sourcery, 1988)

Autor: Terry Pratchett

Serie: Mundodisco nro. 5

Edita: Debolsillo, 2010

En Mundodisco, el octavo hijo de una persona puede convertirse en un hechicero. Si ese hechicero tiene a su vez ocho hijos, el octavo será un rechicero, una persona que puede manejar la magia como otros usan el cuchillo y el tenedor: con absoluta facilidad. Por suerte, las reglas de las escuelas de hechicería obligan a todo hechicero a ser célibe.

Pero cuando un antiguo hechicero concibe a so octavo hijo, Coin, las cosas comienzan a ir mal. Porque a los diez años, aconsejado por su padre (cuya espíritu pasò al cayado mágico que lleva su hijo), Coin llegara para convertirse en jefe de todos los hechiceros y decidir que es hora de usar magia de verdad para hacer del mundo u lugar mejor, les guste o no a las personas. O a los objetos mágicos como el Sombero del Archicanciller Hechicero, que no quiere perder su poder y va a hacer lo imposible para evitar eso. Incluso si para hacerlo hacemos pomada el mundo o no.

En el medio de este potencial cataclismo, tenemos a Rincewind (el inepto, cobarde y sensato hechicero de las dos primeras novelas de Mundodisco) tratando de conseguir que las cosas no se salgan de madre, ayudado por Conina (hija de Cohen el Barbaro, con el mismo talento para la masacre que este , peor que sueña con ser peluquera), Nijel el Destructor (héroe bárbaro recién salido de la escuela por correspondencia de héroes), Creosoto (gordo, millonario, y preocupado por la poesía y el que le cuenten historias) y el Equipaje (esa cruza entre bestia del infierno e implemento móvil para llevar cosas que ya habíamos visto en la aventura anterior de Rincewind).

Como siempre me pasa en Mundodisco, no puedo parar de reirme ante las certeras observaciones que hace Pratchett sobre las convenciones de los relatos fantásticos en un relato donde el autor expone la idea que no hay nada peor que alguien con mucho poder, poco sentido común y demasiadas buenas intenciones para hacer que todo se vaya al carajo.

Seguimos avanzando en Mundodisco. Cada novela lo vale.

Mort (1987)

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Autor: Terry Pratchett

Serie: Mudodisco nº4

Edita: Plaza & Janes, Madrid, 1998

La Muerte busca aprendiz. Y la encuentra en Mort, un adolescente patoso y larguilucho. Que no lo hace nada mal… hasta que, en un arranque de enamoramiento, decide no llevársela. El problema es que la realidad a la larga quiere solucionar esto. Si además sumamos que la Muerte, contenta por el aparente buen trabajo de su aprendiz, decide tomarse el rato libre para experimentar qué es ser humano, dejando que el problema se extienda sin control, tenemos un problema poderoso en ciernes.

Con esta novela Pratchett vuelve a la combinación ganadora en Mundodisco: comedia, personajes muy redondos y una intriga que maneja tan bien las convenciones del género fantástico que hace una historia sólida sin dejar de parodiarla a ratos. La Muerte (que en tomos anteriores se había robado todas las escenas en que aparecía) acá es de una riqueza de matices fascinante, a la vez responsable y poco protocolar, completamente intrigada por esos humanos que continuamente se lleva hacia otros lados, a los que definitivamente no termina de entender. No es casual que en la adaptación radial de este libro que hizo años la BBC, le pusiera la voz nada menos que Christopher Lee (un tipo que siempre andaba a la búsqueda de personajes complejos). Ojo, que los demás personajes no le van a la zaga. Mort es un adolescente bienintencionado y más despierto de lo que parece a primera vista. Ysabelle, la “hija” humana de la Muerte pasa de ser una cabrona a una chica inteligente y sensible en las páginas. La princesa Kei, la “beneficiaria” de la no muerte gracias a Mort, tiene un genio que uno nunca espera ver en una princesa de cuento de hadas y el mago Buencorte es un tipo con los pies en la tierra, tratando de arreglar algo tan imposible de arreglar como la realidad. Incluso Albert, el apocado criado de la Muerte termina siendo un personaje con mas vitalidad que la esperable en un primer momento.

Y lo mejor es que, dentro de la historia, volvemos a encontrar momentos genialmente cómicos. Desde el abad que ya reencarna 42 veces (por cierto llamado Lobsang, como Lobsang Rampa) hasta los momentos en que la Muerte intenta hacerse un mortal más, fallando miserablemente, pasando por los genuflexos magos de la Universidad Invisible cuando Albert aparece ahí para… buen no les cuento. Hay momentos, frases, situaciones, que dejan a uno riéndose a carcajada limpia. Como debe ser en una novela de Mundodisco.

Vamos a por más Pratchett, se los aseguro.

Ritos iguales (Equal Rites, 1987)

ritos iguales

Autor: Terry Pratchett

Serie: Mundodisco nº 3

Edita: Plaza & Janés, Madrid, 1998

Por culpa de un mago equivocado, Esk será maga. Lamentablemente no han existido antes magas. Es algo estrictamente masculino (así como las brujas es algo estrictamente femenino). Ayudada por la bruja local, Yaya Ceravieja (que tampoco tiene muy claro cómo educar a una chica que necesita otro tipo de aprendizaje) Esk irá descubirendo su habilidad como maga. Llegará a la escuela de magos para conocer a Simon, un aprendiz tartamudo que de un potencial increíble… y al que quieren usar criaturas de más allá de la realidad para entrar al Mundodisco.

Digamos que tras las hilarantes dos primeras novelas de la serie, esta novela es una decepción. No porque sea mala, sino por su carencia de ese humor fascinante de las primeras entregas. Si bien tiene momentos (especialmente con los comentarios de Yaya Ceravieja, secundario de lujo) la historia es básicamente una historia de fantasía no muy diferente de algunas que andan por ahí. Aventura sólida y bien escrita, pero sin esa magia particular que hace brillar a Mundodisco por sobre otros mundos.

La luz fantástica (The light Fantastic, 1986)

luz prat

Autor: Terry Pratchett

Serie: Mundodisco n°2

Edita: Debolsillo, 2004

Al final de la primera novela teníamos a Rincewind (ese mago fracasado cuya memoria está ocupada por uno de los Ocho Hechizos Primordiales de Mundodisco y que no había como hacer que saliera de allí) y Dosflores (el inocente único turista de Mundodisco) cayendo por el borde del mundo hacia el espacio. Pero, como la realidad los necesitaba para algo un poco más importante(ahí explicamos qué es, paciencia), se salvan y vuelven al mundo mágicamente.

Mientras tanto, la gran Tortuga A’Tuin (sobre cuyas espaldas se sostiene el Mundodisco) se acerca hacia un gigantesco cometa rojo que parece listo para chocar con ella y acabar con toda la vida conocida. La única solución parece ser lanzar al mismo tiempo los Ocho Hechizos Primordiales… uno de los cuales está en la mente de Rincewind. Con lo que se vuelve imperioso hallarlo… y matarlo, para que así el hechizo pase al mago más cercano, que podrá así pronunciarlo a tiempo. Algo que Rincewind no está muy interesado que pase.

Por supuesto, hasta que todo se resuelva en un momento de la mejor épica heroica posible, tendremos un sinnúmero de encuentros de nuestros protagonistas con infinidad de criaturas, personajes y entidades del mundo disco, desde unos trolls muy agradables  hasta la propia Muerte y su hija adoptiva (que está levemente pirada), pasando por un grupo de fanáticos religiosos listos para dar la bienvenida la cometa rojo y masacrar a los no creyentes y por Cohen el Bárbaro, el héroe bárbaro más famoso de todo el mundo, cuyas historias se cantan desde los tiempos del abuelo de Rincewind… y que lo único que quiere es una dentadura nueva, el muy anciano decrépito.

Me reí a carcajadas con esta novela, aún más que con la primera (y con ella me reí mucho). Terry Pratchett se burla y parodia con habilidad, talento y mala leche a las convenciones del género de fantasía heroica. A veces alcanza con una sola frase para desarmar un tópico del subgénero. A veces hace que las expectativas genéricas se desarmen con los personajes. A veces simplemente crea una situación digna de una sitcom, solo que con gente que hace magia.

Si no leyeron nunca Mundodisco, no saben lo que se están perdiendo.