Peligro en la Antártida (1956)

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Autor: “R. Sturgiss” (seudónimo de Héctor Germán Oesterheld)

Colección: Vistaventuras n° 17

Edita: Indice, Buenos Aires, ¿196..?

Un barco con los secretos atómicos del tercer Reich ha aparecido varaod en los hielos antárticos. La carrera por quedarse con ellos está desatada. Bull Rockett y Bob Gordon son enviados por estados Unidos. Junto a un grupo de agentes británicos, encuentran al barco… que está en poder de un grupo de profesionales criminales que quieren venderlo al mejor postor. El problema es que los criminales son más, son eficientes y están manejados por el “Emperador” un gigantesco africano que tiene tanto cerebro como tamaño. Y es enorme…

Lo interesante de la historia es que Rockett y Bob siempre están en desventaja. Para que solo sobrevivan deben recurrir a osadía, cojones y astucia. E incluso así se necesitan un par de “deux ex machina” para que no perezcan en el intento. Y en eso tiene mucho que ver el desinterés de HGO por escribir estereotipos. El rival de Rockett, el “Emperador” no es solo un negro brutal que gobierna por el miedo: es inteligente, lo suficientemente educado para reconocer a Rockett como un científico valioso y su banda lo sigue porque efectivamente sabe lo que hace. Todo eso sin desmerecer que es un boxeador excelente, que le pelea mano a mano a Rockett en una de las secuencias más impactantes del libro. Si uno compara esto a los clisés del negro bruto que todavía pululaban en esos años, podemos ver el pensamiento progresista de HGO y su interés en salirse de los clisés de la cultura popular en la medida de lo posible.

NO voy a decir que es lectura imprescindible, incluso para los fanáticos de Oesterheld (diría que las novelas del Sargento Kirk en conjunto son mucho más interesantes que las de Bull Rockett), pero es una novelita de aventuras entretenida y llevadera de leer, que es lo principal aquí.

Hacia el infinito (1956)

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Autor: “Patrick Hanson” (seudónimo de Héctor Germán Oesterheld)

Colección: Vistaventuras n°8

Edita: índice, Buenos Aires, 1963

La mayoría de los científicos nucleares de Alamogordo han muerto, víctima de “la muerte sonriente”, un gas que los deja con una sonrisa al morir. Y el principal sospechoso es nada más y nada menos que Bull Rockett…

Sí, ya sé, premisa trilladísima la de esta novela (¡voto al Joker!), con Rockett perseguido por todo el mundo tratando de resolver quién es el responsable.

Y, sin embargo…

Y, sin embargo HGO demuestra su habilidad como narrador dándole un giro fabuloso al villano, escapándose del estereotipo que, todos los que venimos leyendo literatura popular a destajo, tenemos imbricado (joder, hasta le dediqué un especial a ese estereotipo). Pero Oesterheld lo da vuelta, explica sus (muy creíbles) razones y lo convierte en un personaje al que uno puede entender por qué hace lo que hace, en esos años de temores nucleares al máximo. Aquí la veta humanista del autor se impone al clisé.

Y, si bien en realidad la historia temirna tras recorrer dos tercios de la novela, HGO nos dedica el tercio final para encontrarle una salida digna (y que da pie a continuarás futuros…)  al oponente (que no villano) de Rockett.

Novelas como esta son las que dejan claro que HGO era un narrador especial, uno que podía agarrar los clisés del género y –sin abandonar éste- darlos vuelta y convertirlos en algo nuevo.

Absolutamente recomendable como novela de aventuras.

Vuelve Moby Dick (1956)

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Autor: “Patrick Hanson” (seudónimo de H. G. Oesterheld)

Colección: Vistaventuras nro. ¿?

Edita: Indice, Buenos Aires , ¿1962?

Hay un cachalote blanco destrozando naves pesqueras en el Océano Antártico. Y Bull Rockett y Bob Gordon se unirán a una extraño club de aventureros que quieren cazar a este “Moby Dick” usando una nave y herramientas del siglo XIX, como si estuvieran en la novela de Melville.

Si, la idea es media descabellada para hacer una historia. Y, por más que HGO se esfuerza, nunca termina de creerse la premisa. O sea, ¿tenes una ballena que es capaz de hundir barcos modernos y vas a enfrentarla con un barco del siglo XIX? ¿Solo porque les gustan los desafíos? Suena a idiotez de gente rica y al pedo. Nunca como algo que sea realmente interesante y excitante.

Y eso que la prosa de HGO sigue siendo sólida y efectiva. Sabe contar.

Pero con una premisa tan  floja, no hay mucho para salvar, realmente. HGO da para más.

El tanque invencible (1956)

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Autor: Hector G. Oesterheld

Colección: Vistaventuras n°15

Edita: Indice, Buenos Aires, 1962

Argentina tuvo su propio Doc Savage. Se llamaba Bull Rockett. Un genio científico respetado mundialmente, antiguo sargento de marines y hombre de acción sin igual, capaz de las proezas más arriesgadas son que se le arrugue un pelo. Acompañado de sus colegas Bob Gordon, periodista y Watson particular, y Slim “Pic” Picmy, un mecánico delgado, experto en mecánica. Sus aventuras conformarían el primer gran éxito como guionista de Hector Germán Oesterheld en las páginas de la revista argentina Misterix, con las historias dibujadas primero por Paul Campani y luego por Francisco Solano Lopez.

La popularidad de Bull Rockett le permitiría a HGO sacar una colección de libros de bolsillo protagonizados por él y por el sargento Kirk (y que adaptaban al formato antiguas historietas de ambos personajes) para su primer emprendimiento como editor, la editorial Frontera. Tras su éxito seguiría con las ya míticas revistas de historieta Hora cero y Frontera. Las novelitas serían reeditadas varias veces, como pasó en 1962 con la editorial Índice. Esta novela corresponde a esa reedición (Para saber más vayan y descárguense mi Especial Heroes de Papel donde hay una nota larga sobre el HGO novelista).

Esta novela cuenta cómo Bob Gordon conoció y se unió al equipo de Bull Rockett. Enviado por casualidad a ver unas pruebas de un tanque del ejército, se halla justo cuanod aparece un supertanque creado por una organización criminal científica que parece invencible. Nada, ni siquiera bombas atómicas parece detenerlo. Solo con la astucia Rockett y sus amigos logran infiltrarse en la base, descubrir los puntos débiles y vencer.

Se nota que HGO es un narrador nato con un manejo del suspenso y la acción impecable. Como en una buena novela de Savage, el enemigo al que Rockett enfrenta aquí es “larger than life” y el ingenio y la acción cumplen a partes iguales en la resolución del problema. Y sobre todo, los personajes no son meras excusas del plot sino que tienen una (relativa, que tampoco es Dostoievski) carnadura propia que los diferencia a unos de otros.

Tal vez lo más anacrónico sea el descuidado tratamiento de la energía atómica. O sea, vamos en la novela corta tiran bombas atómicas con un desparpajo que hoy por hoy sería inverosímil en una novela popular. Pero bueno, es lo que hay.

Y la portada es de un joven Juan Zanotto, más conocido por su trabajo como historietista. Ya la rompía dibujando.

Claramente HGO vale la pena como narrador de libros de aventura. Iremos a por más.