Justicia a tiros

Autor: TexTaylor (seudónimo de Mario Calero mentejano)

Colección: Bisonte nro. 120

Edita. Bruguera Argentina, Buenos Aires, 1957

 

Glenn Kirk Llego a Nogales y se encontró con una guerra entre dos pandillas. Y aparentemente es un pistolero listo para venderse al mejor postor. Pero en realidad tiene el objetivo de deshacerse de ambos y restablecer la ley y el orden en la ciudad. Y lo hace, a tiro limpio, como dice el título. En el medio peleas, un romance con una chica del lugar del que queda prendado, una femme fatale que termina llevando a cabo una escena de tortura muy sádica para la época, un rescate de serial cinematográfico y mucha gente que cae muerta por los disparos de nuestro protagonista. Mucha. Parece un eurowestern desaforado

Del autor ya habíamos reseñado otra novela suya en el blog y mantiene el tono de acción sin parar a costa del argumento. Un buen western serie B para leer sin culpa. Hamburguesa literaria con sabor del Oeste.

El fanfarrón (1948)

Autor: “Alan Richmond” (seudónimo de ¿?)

Colección: Bisonte nº 11

Edita: Bruguera, Barcelona, 1948

Década de 1920. Larry Carver es un exitoso y osado periodista en Chicago, que hace lo que sea por la noticia, como descolgarse por el exterior de un rascacielos para entrevistar a un capo mafia escondido. También es un fanfarrón de cuidado. Como por culpa de ese reportaje se la tienen jurada, decide hacer mutis por el foro y dirigirse a un pueblito olvidado del Oeste. Ahí se encuentra que el dueño de la taberna es además literalmente dueño de la zona, sheriff inclusive; que hay una chica hermosa que le atrapa el corazón; y que la casualidad lo lleva a tener por herencia la clave para poder derribar al malévolo dueño de la zona. Pero además se topa conque el mafioso que lo persigue es (casualidad de casualidades!) el proveedor del dueño de la taberna… y justo anda por ahí escapando de problemas.

Esta es una de las primeras novelas de bolsillo (bolsilibros para los amigos) del género western que Editorial Bruguera lanzará al mercado en la España de Franco. Demás está decir que esta será una de las colecciones claves del género en la literatura de quiosco por varias décadas, tanto en España como Hispanoamérica.

Respecto a esta novela en particular, tiene algunas cosas que me llamaron la atención. Por un lado que sea en un Oeste moderno (y que de hecho empiece como una de gangsters) me sorprendió. Por otro el nivel de violencia: no es solo que se disparen y se maten sino la facilidad con que lo hacen tanto malos como buenos. Tercero que la ayuda final venga de un mafioso “amigo” sin que sea un problema ético para el muchacho: es como para que para matar a Al Capone , el héroe pidiera la ayuda de Scarface y no tuviera ningún dilema moral. Y obviamente, o que juega ne  contra es las coincidencias: justo el héroe es el heredero del os pastos que solucionan todo el problema, justo es amigo del gobernador, justo se lleva bien con el mafioso rival del gangster que lo persigue. Muchos deux ex machina si me preguntan. Eso si, no esa mal escrito y se puede leer.

NO se quien se esconda detrás de “Alan Richmond” (¿alguna ayuda por ahí?) pero digamos que, si esta novela es representativa, nos hallamos ante uno de los miles de escritores de novelitas de a duro que no llaman mucho la atención. Una de vaqueros mas, en síntesis.

Dos Libros de Oro de Cinefania dos

Libro de oro de Cinefania: Weird Western

Editor: Dario Lavia

Edita: Cinefania, Buenos Aires, 2015

Libro de oro Cinefania: Shock TV

Editores: Dairo Lavia Y Juan Carlos Moyano

Edita: Cinefania, Buenos Aires, 2016

Lo reconozco: adoro las enciclopedias de cultura pop excesivas, esas que exprimen un tópico hasta el fondo, que no dejan una piedra sin revolver y que, si algo se les pasó, fue porque en serio no lo vieron, y que, si tienen la opción agregaran la opción en una segunda edición. Si encima es de un tópico poco explorado, mejor.

Por eso amo estos libros de oro. Dario Lavia hace en ambos ese trabajo de dar información de un montón de material que se sabe poco y nada. Una cantidad de películas y series televisivas de las que sabemos poco y nada, que han caído en el olvido (y hasta en la desaparición física) No me puedo imaginar la cantidad de trabajo que ambos libros deben haber llevado en términos de investigación y redacción (incluso cuando no todas las reseñas son de Lavia sino que hay un grupo de gente detrás escribiendo las entradas). Pero que hay una cantidad enorme de tiempo detrás , la hay. Eso se los firmo.

Tal vez la menos asombrosa sea la del Weird Western, ya que ya hay obras dedicadas al subgénero (aunque creo que ninguna en castellano). Para el que no sepa que es, el “weird western” es el subgénero del western donde aparecen elementos extraños e inesperados en el. Normalmente se piensa en elementos de corte fantástico (vampiros, fantasmas, extraterrestres, armas futuristas, etc.) pero el tomo también agrega películas con elementos del thriller, el cine negro o hasta el género del espionaje (espías atómicos, psycho killers, asesinatos con toques de mafiosos, etc). Partiendo de una definición tan amplia, uno podría esperar que se obviaran algunas obras. Y no. El libro no habla solo de los filmes esperables en el subgénero (Billy the Kid vs. Dracula, The Pale Rider, Valey of the Gwangi, etc) sino que incursiona en material antiguo (el capítulo del material mudo es una delicia) y hasta en derivaciones del resto del mundo (Los irrompibles, El Charro de las Calaveras, las películas de Zagor, etc) y hasta en la versión argentina, el weird gaucho (con nazareno Cruz y el Lobo como mejor ejemplo, aunque no el único). Todo investigado exhaustivamente, de una forma tal que no creo que haya quedado mucho afuera.

Ahora si lo del weird western es demencial, palidece ante el Libro de oro de Shock TV, que hace algo que nunca nadie había hecho antes: un relevamiento de todo lo que se pasó en las pantallas televisivas de Argentina relacionado con os géneros del terror y el suspenso. Repito: TODO. Tanto series locales, como importadas, tanto telefilmes (nacionales o extranjeros) como ciclos de cine sobre el tema. Incluso en series donde el tema solo aparecía en un episodio o dos. Tratando de decir cuando se dio, a qué hora y en que canal. El que tenga levemente idea del paupérrimo estado del material de referencia sobre el tema en Argentina, sabe lo ciclópea que tiene que haber sido la tarea tras este libro. Referenciar todas las obras (argentinas y españolas) de ambos Narcisos (Ibañez Menta e Ibañez Serrador) ya es complejo. Poner toda la grilla de Cine de Super Accion o Viaje a lo Inesperado (ciclos claves con los que nos criamos todos los cinéfilos argentinos que pasamos de los 35) ya es jodido. Sumarle todo el otro material más oscuro, hablar de series locales de las que en un 90% no existen ni siquiera los videos, es una locura abrumadora. Y Lavia y Juan Carlos Moyano logran un producto más que digno. Posiblemente esto va a ser material de referencia para el futuro. Del que nadie que quiera investigar sobre la televisión argentina podrá zafar de referenciar.

¿Qué criticar? Si quieren el diseño, que es funcional pero poco vistoso. Pero eso es como quejarse de las teorías de Einstein porque no se sabía cortar el pelo: es algo absolutamente irrelevante.

Desde ya, si consiguen una copia de cualquiera de los dos (o de los otros Libros de Oro de Cinefania) no lo duden y gasten el dinero. Si quieren un material enciclopédico muy bien investigado no pueden fallar. Y, si no lo encuentran, siempre pueden ir a la página de Facebook del grupo Cineficción (revista que dirige Lavia y que deberían comprar si les gusta el cine fantástico) porque, en un acto de generosidad, Lavia sube los pdf de los libros de oro agotados para todos los que estén en el grupo. Yo leí de esa manera el libro de Oro de Héroes Pulp y les puedo asegurar que es igual de excesivo y brillante que estos dos. Háganme caso, ingresen al grupo que vale la pena. Y cómprense estos libros de oro.

Suplemento de Rastros número 7

Edita: Acme Agency, Buenos Aires, junio de 1950

Hacía mucho que no leía un número de esta revista de editorial Acme, especializada en literatura del Oeste americano (con desviaciones al tema gauchesco). Correspondía volver a por un nuevo número. Asì que vamos desglosándola poco a poco.

De entrada , la tapa de Pablo Pereyra (ese tipo al que todos recordamos por sus tapas de la colección Robin Hood, también de la editorial Acme) es –como era de esperarse en él – de un cuidado maravilloso de la figura humana. El personaje que ha pintado es el Silver Kid, protagonista de la novela principal de la que hablamos a continuación.

“La senda del renegado” (“Renegade`s trail”) es una de las muchas novelas del Silver Kid, escrita por T. W. Ford (en este caso usando el sinónimo de Abel Shott, que sería uno de los muchos apodos de Ford –aunque la información de internet que recabe no me lo deja del todo claro, y bien podría ser otro autor siguiendo las aventuras del personaje). ¿Qué decir de ella? Mmmm…  Seguro puedo decir que es narrativa pulp en todo sentido, en donde cada parte es de una locura alucinante pero el todo es una mezcolanza que no se sostiene de ninguna manera.

Expliquémonos mejor tratando de dar una idea del argumento: Todo empieza con el asesinato de un ranchero a manos de uno de los estancieros mas poderosos de la zona. El hermano llama a Silver Kid para que resuelva el entuerto y vengue a su hermano (esto lo sabemos porque lo dicen los estancieros reunidos, no porque sepamos en ningún momento del hermano). Entonces el jefe de los villanos (un tipo muy astuto llamado Castro) decide que la mejor manera de evitar que el Silver Kid llegue es primero contratar a dos bandidos (no uno, dos que dan mas jugo) para que cometan crímenes disfrazados como el Silver Kid (que tiene un traje muy distintivo ). Asì, cuando el verdadero Kid llegue, la gente estará tan dispuesta contra el que, en cuanto lo vean lo van a linchar.

El verdadero Kid al llegar, efectivamente es atacado y , si bien se logra escapar, recibe una bala que… ¡lo deja ciego, pero solo de dia! Si, como si fuera el Black Bat (si conocen sus héroes del pulp) o el Dr. Mid-Nite (si saben de comics de la Golden Age). Asì y todo logra escaparse de que lo capturen y lo linchen y recibe la ayuda de la pandilla de bandoleros mas temidos de la región, la de Jus Lamotte. Que no saben quien es pero les cae bien. De hecho el sentimiento es reciproco, especialmente con Jus Lamotte (que anda siempre enmascarado), por el que el Kid siente una atracción… peculiar. Antes que podamos decir “Brokeback Mountain”, el Kid recupera su visión normal, sale a buscar a uno de los falsos Kids pero, cuando lo va a agarrar, el tipo es muerto… por Castro, que también lo quiere muerto antes que se vaya de lengua. Y contrata en el acto al Kid (que se hace llamar Hannibal Smith, ¡voto al A-Team!) como nuevo sheriff a sus ordenes (¿Les dije que este tipo fue le que mato al sheriff anterior, porque sospechaba que lo del Kid era un error? Ah, perdón, pasan tantas cosas acá…). Asì que tenemos al verdadero Kid contratado por el villano de la pieza para capturar al Kid y un segundo falso Kid dando vueltas, que tambien jode. Ah, por cierto , el hermano que mando llamar al Kid lo mataron hace unos días sin que el Kid lo viera. De nada.

Pero ahora hay que sumar a los otros estancieros que creen que el plan se está yendo de las manos (¿no, en serio?) y quieren matar la nuevo sheriff, al que ven como una marioneta de Castro. Y encima la mujer de Castro también conspira contra éste. Asì que emboscan al Kid y este solo se salva (dato aparte: el protagonista cae como un chorlito en cuanta trampa le ponen. Como héroe es bastante pelmazo) y solo se salva por la aparición providencial de la banda de Jus Lamotte. Que al volver a verse con el Kid le revela su identidad: Miranda, la novia de Jus, quien murió hace un tiempo (tranquilos chicos, el amor hetero vuelve a reinar). De hecho, Jus es uno de los hijos del viejo Lamotte, al que Castrol lo saco de su terreno y su bandolerismo fue una búsqueda de venganza. Tras morir de un balazo, su novia sigue con la banda y la venganza. Sospecho que porque no habría nada mejor que hacer.

Por cierto, el viejo Lamotte también tiene una hija que desapareció, se hizo  yiro en el oeste… hasta que conoció a Castro… y se volvió su esposa. Y ahora lo quiere muerto para quedarse con todo (por ambición, no por venganza). Aunque… claro… no es su esposa… porque Castro le hizo una ceremonia de casamiento falsa. Todo para darle  caña regularmente.

Todo esto termina de laguna manera con los villanos castigados, la reputación del Kid salvada y Miranda/Jus Lamotte muriendo para salvar al Kid de un balazo.

No sé si Ed Wood podría haber escrito una historia tan loca.

Como ven, la historia se lleva por delante cualquier intento de argumento coherente. Y justamente por esa demencia se convierte en un producto de serie Z que lo hace interesante. Claramente no todo el mundo lo puede disfrutar. No es bueno, pero es fascinante.

Por suerte para los lectores mas tradicionales, los cuentos que siguen en la revista son mucho mas clásicos en su estilo.

“El cobarde” de Morgan Lewis (del que no tengo ni idea) es una pequeña historia sobre un peon de un rancho que parece ser un cobarde y, en el momento preciso frente a unos ladrones de ganado, demuestran serlo Un poco previsible, pero bien.

Sigue “En pie los cinco” del argentino Juan Cornaglia básicamente una breve viñeta del campo argentino que, la verdad, no aporta nada.

“Un buen funcionario” de Ernest Haycox es una gran historia. Tenemos un cazador de recompensas. Tenemos un sheriff que trata de resolver amablemente las cosas, casado y con una hija pequeña. Tenemos una pandilla de ladrones complicando todo. Tenemos un secreto del pasado que le puede cambiar la vida al sheriff. Y una decisión moral. Todo en apenas 14 páginas, dignas del mejor western que se les pueda ocurrir. Impecable. No por nada Haycox es uno de os grandes autores del género.

El vigía de arroyo solitario” de Harry Sinclair Drago es como un viejo alguacil retirado logra enfrentarse mano a mano en su casa con un bandido que no tiene escrúpulos para matar y ganarle. Es un juego del gato y el ratón bien logrado.

Finalmente hay una historieta basada en una historia de Zane Grey que viene cortada y con continuará. Encima dibujada horriblemente. Puedo pasar de ella.

En suma, como en toda revista hay un poco de todo. Pero creo que valió la pena. Hay mas números así que seguramente iremos a por mas pronto.

La última jugada de Jack Hamlin (¿1943?)

Autor: José Mallorquí

Colección: Hombres del Oeste nro. 115

Edita: Cliper, Barcelona, ¿?

Jack Hamlin es un personaje del escritor americano Bret Harte, prototipo del jugador elegante dedicado a esquilmar gente en los pueblos del Far West. Si bien no hay un Hamlin real, Harte se basó en varios personajes que efectivamente pululaban por el oeste real para componer al personaje. Lo curioso es que aquí José Mallorquí decida usar el personaje para su novela. ¿Era exitoso el personaje en esos años? ¿Mallorquí quiso hacer su propia fanfic? ¿Qué motivo hace que use al personaje y no se invente uno con un nombre real? Misterios que quedaran posiblemente sin resolver…

La historia, de hecho tiene que ver mas con la compañera de Hamlin, Louise Perry (a) “Serena Lovat”, pobre niña abandonada devenida primero en mujer de vida fácil, después en mano derecha y cuidadora de una dura estanciera y luego heredera del rancho al que están robándole el ganado de manera frecuente. Y de su relación con el hijo de la estanciera, un hijo extrañado, con un pasado igual de turbio.

Y aquí es donde hallamos uno de esos giros que hacen a José Mallorquí EL ESCRITOR SUPREMO DE LA NOVELA POPULAR que todos respetamos. Lo esperable sería que le hijo de la estanciera fuera un tipo cobarde, despreciable y traidor, dispuesto de maneras taimadas a sacarle el rancho a la joven. O volverlo un héroe intachable pero con tanta mala fama como rectitud encomiable. Y no hace eso. El personaje cambia, de manera creíble y sin negar sus errores. Que lo logre mientras suceden tres conflictos paralelos (con los cuatreros, con los ex compañeros de rumbo del hijo del ranchero y con Hamlin, que vuelve a reconquistar a su ex amor) en un formato tan breve como el de la novela de bolsillo y logre salir airoso, demuestra el excelente hacer de Mallorquí.

Imperdible este western para todos los aficionados a la novela popular y al western. Nada que hacer: Mallorquí la tenía muy clara.

Tex: Camino a Oregon (Verso l’Oregon, 2011)

Autore: Gianfranco Manfredi (guión) y Carlos Gomez (dibujos)

Edita: Acción Comics, Santiago, 2015

En Italia, hablar de Tex es hablar de un fenómeno editorial que sigue intacto desde su primera aparición allá por 1948. Las aventuras de Tex Willer, ranger texano en el Salvaje Oeste norteamericano llevan desde entonces publicándose continuamente en ese país. Muchìsimos autores italianos y extranjeros han pasado por las aventuras de este personaje. En este caso, quien dibuja esta aventura es Carlos Gomez, dibujante argentino cuyo trabajo más conocido sea haber seguido con las historietas de Dago tras el fallecimiento de Alberto Salinas, el dibujante original de la serie.

Este es un número especial de la serie con más páginas de las habituales. Un ranger es asesinado a sangre fría por un joven con pinta de inocente pero que, al investigar, resulta haber dejado un rastro de muertos en su viaje desesperado hacia Oregon. Efectivamente el tipo parece ser un desequilibrado, presto a matar al primero que le desencadene la más mínima sospecha. Tex y Kit Carson son designados para perseguir y buscar a este asesino y llevarlo a la justicia.

La investigación los lleva a toparse con una pequeña caravana de mujeres solas, que viajan a Oregon, en busca de una vida nueva con esposos que las esperan allí. No es una ruta fácil para mujeres solas y sin experiencia, por lo que Tex y Kit las acompañarán en todo el viaje, ya que descubrirán que el asesino también se dirige a Oregon, junto a su tío, que ¡oh, casualidad también es el reverendo que ha convocado a las mujeres. En ese viaje pasarán miles de peligros, desde ríos traicioneros hasta partidas de indios dedicadas al bandidaje, pasando por cruces montañosos imposibles. Y al llegar a Oregon las cosas no terminan porque hay algo mucho más siniestro detrás de la oferta original.

Estel Ibor se lee como lo que es: un western clásico, con héroes, villanos, acción en la medida justa, con personajes muy sólidos (las mujeres de la caravana se van construyendo de a poco como personajes complejos y tridimensionales) y un relato que, por lineal que sea, no deja de ser atrapante. Y todo complementado con el dibujo de Carlos Gomez, muy realista, muy detallado, muy cuidadoso con la expresión y los fondos.

Desde ya, esta no es una obra rompedora de nada. Pero es una aventura del Oeste solidísima, bien escrita y excelentemente dibujada. Si les gusta el western, léanla y les va a quedar claro porque Tex todavía sigue siendo un ícono popular en Italia.

Doctor Campeón

Autor: José Mallorquí

Colección: La novela deportiva n° 38

Edita: Molino, Buenos Aires, 1941

Bill Collins es un boxeador excesivamente técnico, con cero emoción a la hora de pelear. No da ningún golpe espectacular, se la pasa defendiéndose del rival, golpeando pequeños golpes en lugares precisos hasta que los cansa y los noquea. Todo muy frio, muy prolijo, muy matemático. Para eso usa sus conocimientos como médico para convertirse en campeón universitario de boxeo. O sea es un “pecho frio”: talentoso pero con menos onda que leer un libro de contabilidad.

Y por supuesto el joven médico-boxeador se topa con la disyuntiva de seguir en el boxeo profesional o en su carrera. Y, si bien preferiría seguir como médico, los problemas económicos familiares lo hacen decidir por el ring. Y se labra una carrera de ser el Messi boxeador: un tipo que gana todo pero no emociona. Y de hecho la mayoría cree que es un tipo con suerte. Por supuesto la disyuntiva final es pelear un combate final para demostrar su talento antes de retirarse como campeón invicto…

Uno de sus primeros trabajos como novelista de Cesar Mallorquí era escribir estas novelas deportivas que Editorial Molino publicaba en Argentina, aunque con autores españoles. El resultado final (si esta novela es un ejemplo típico, que no lo sé) es que Mallorquí ya estaba para jugar en primera fila. La novela corta se sostiene en todo momento, con personajes creíbles, una trama muy bien llevada y un ritmo muy creíble.

Pero, como la historia se quedaba corta, Mallorquí entrega un segundo relato, un western protagonizado por los Tres Hombres Buenos, una de sus primeras creaciones con un cierto éxito. Y por cierto, acá tenemos un dato interesante: revisando la web, hallo que todo el mundo registra su primera publicación en la serie Nuevos hombres Audaces en 1942. Y aquí tengo un relato en 1941. Otro dato: los protagonistas son el mexicano Diego de Abriles, el portugués Joao Da Silveira y… el americano Allen Moffett, en vez del español César Guzman. Este relato “piloto” casi siempre se salta en las bibliografías oficiales de la serie. Tan solo (como me indica le colega Armando Boix Millan) Ramón Charlo indica de su existencia en su monografía “José Mallorquí, creador de El Coyote”.

Pero vamos a la historia en sí, “La ciudad del crimen”. Los Tres hombres Buenos llegan a la San Francisco de 1865, una ciudad para nada pacífica, dominada por la banda de Hubert Hicks. Y la única solución es volver a reflotar los Vigilantes de san Francisco (un grupo que efectivamente existió en la vida real) para ajusticiar a los bandidos (nada de esas tonterías de juicio justo y respeto a la ley, que joder). Lo interesante es que, en esa trama funcional, logra darles ciertas pinceladas tridimensionales a los personajes. Hicks no es un villano obvio: tiene rasgos generosos en un momento, una tristeza oculta y hasta una cierta justificación en sus actos. Y su mano derecha termina enfrentando la horca con un valor innegable y que le gana el respeto de los presentes, pese a ser un hijo de puta de cuidado.

En síntesis, tenemos una gran novela corta deportiva y el episodio “piloto” de la primera serie western de Mallorquí (y que casi nadie recuerda). Nada mal para una compra azarosa.

Los Contrabandistas

Autor: Guillermo Lopez Hipkiss (sin acreditar)

Serie: Popular Molino  nro. 22 (Bufalo Bill)

Edita: Molino Argentina, Buenos Aires, 1942

 Bufallo Bill (sí, ese) tiene que enfrentarse a unos contrabandistas en la frontera con México que están dirigidos por un enano jorobado. Y hay una chica que parece que está con ellos, aunque uno de los colegas de Bill está seguro que es su novia y no puede ser porque… bueno porque es su novia.

Y, golpe va, tiro viene, encerrona va, cabalgata viene, Bufalo Bill y sus ayudas les ganan. Y la novia estaba hipnotizada.

Sí, todo muy burdo. Escrito con cero estilo, con personalidades que decirles bidimensionales es darles una dimensión más de la que tienen realmente. Y no una narración sino más bien acontecimientos que pasan.

Uno hubiera supuesto que este era otro ejemplo más de “dime novels” (los antecesores de los “pulps”) escritos a principios del siglo XX y reciclados al formato en esos años. Pero gracias a la información que, en el grupo de Facebook Barsoom (al que recomiendo encarecidamente sumarse si les interesa el tema: van a toparse con gente que sabe mucho pero mucho) y, especialmente a don Jorge Tarancon (uno de los que sabe mucho pero mucho) me desayuno con que esta es una obra primeriza de Guillermo Lopez Hipkiss, uno de los grandes autores de la novela popular española (junto con José Mallorquí y Pedro Debrigode). Hipkiss, que traducía (al igual que Mallorquí) novelas del inglés para Molino, harían sus primeros pinitos narrativos con esta serie, que era considerada de segunda categoría. De ahí la simpleza de su estilo. Posteriormente Hipkiss mejoraría (y mucho) en sus historias de El Encapuchado.

Así que, si quieren ver como escribía Hipkiss en sus inicios, pueden ir por esta novela. Sino, pueden pasar olímpicamente de ella sin que les remuerda la conciencia.

Dos hombres

dos-hombres

Autor: “Tex Taylor” (seudónimo de Mario Calero Montejano)

Colección: Bisonte n° 225

Edita: Bruguera, Barcelona, 1952

Dick Sandon es un peon pobre pero honrado. Sam Kinner es un ranchero rico y prepotente. Ambos están enfrentados desde niños y ambos están enamorados de Kitty… que ama a Dick y detesta a Sam. Que además es víctima del desprecio de Cruz, la hija del dueño del rancho donde trabaja Dick y que Sam quiere casar como una forma para obtenerlo. Y por supuesto, Sam no acepta un no por respuesta, aunque tenga que llevar a todos al desastre, auxiliado por unos “amigos” de mala avería. Por suerte , los otros tienen un ángel guardian: Clark, un vaquero de un pasado pesado que, además está enamorado de Cruz.

El resultado es una novela mas efectista que efectiva. Sin ser un desastre ilegible, uno no se siente demasiado envuelto por lo que le pasa a los personajes, al os que arrojan a situaciones espectaculares cada diez páginas. Un poco como un guion de una película de Michael Bay, a ver si nos entendemos: mucho efecto, mucho espectáculo pero tras terminar no queda demasiado para sostener el relato.

Bolsilibro desechable y no particularmente rescatable, aunque tampoco abominable. Meh.

Revista “Rojinegro” n° 268 (junio de 1958)

sangre en el yellow sea

Contiene:

“Cañón del Lobo” (W. C. Tuttle)

“Robo en el fondo del mar” (Richard Howells Watkins)

“El turno del Rojo Clarke” (conclusión) (Gordon Young)

“Sangre en el Yellow Sea” (E. Hoffmann Price)

“Matar sus propios tigres” (Chandler Whipple)

Edita: Bell, Buenos Aires, 1958

“Rojinegro” fue una de las muchas revistas de literatura pulp que existieron en Argentina, alimentando los gustos populares con aventuras de todo tipo y factor, moldeada (sospecho) al estilo de la mítica “Argosy” norteamericana. Por lo que podemos deducir leyendo este ejemplar, la revista apuntaba a la aventura en ambientes exóticos, descartando el relato policial (que si estaba presente en su competidora “Leoplan”). Tengo varias en la biblioteca, pero decidi empezar con ella, principalmente por el nombre de la tapa. E. Hoffmann Price, uno de los escritores conocidos por pertenecer al círculo de escritores con los que se carteaba H. P. Lovecraft y que devendría en escritor especialista en relatos de corte orientalista. Así que aquí leí este número.

Abrimos con “Cañon del Lobo”, un western muy sólido escrito por W. C. Tuttle. Red Snow es un vaquero en las últimas que accede a hacerse pasar por el hijo perdido de un ranchero recién muerto, que llegará, recibirá su “herencia” y se la venderá al creador del plan. Pero al llegar al lugar decidirá cambiar de bando y enfrentar a sus jefes. Muy entretenido, con personajes creíbles, mucha acción y con una secuencia en un desfiladero muy bien resuelta. Fuera de un innecesario giro final (que realmente no quiero contar) porque es un shock innecesario que no aporta mucho al relato, es una historia muy buena.

“Robo en el fondo del mar” tiene una premisa excelente: un barco recién hundido bajo 30 metros de agua en el puerto, ha desaparecido de un día para el otro del fondo, inexplicablemente. Lamentablemente, la resolución no está a la altura y la historia se pierde en un sinnúmero de peleas innecesarias, con una resolución que no me entusiasmó.

Al ser la conclusion de una historia serializada en vairos numeros de la revista, obvié leer “El Turno del Rojo Clark”.

Llego a “Sangre en el Yellow Sea” de Hoffmann Price y me encuentro ocn un relato de piratas. O de corsairos más específicamente. Tenemos al capitán Lucifer, que viendo el enfrentamiento desigual entre una nave francesa (país que le dio su patente de corso) y una escuadrilla de holandeses e ingleses, decide contra todo pronóstico, ayudar a los primeros. Básicamente una gran escena de combate en el mar. No está mal pero digamos que tampoco un relato de primera línea.

Finalmente “Matar sus propios tigres” es el relato de la paranoia de un jefe de factoría perdida en el medio de las selvas de la india, que cree que sus obreros lo quieren matar… cuando la realidad es otra muy diferente. El tono es relajado y con mucho de humor “tongue-in-cheek” aunque tiene un tonito levemente paternalista en la explicación de porque los indígenas hacen lo que hacen. Pero estuvo bueno.

En el balance, este número de “Rojinegro” satisfizo las ansias lectoras de mi aventurero interior. Iré a por más