Mas Mundodisco para todos

Brujerías (Wyrd Sisters, 1988)

Colección: Mundodisco 6

Edita: Martinez Roca, 1992

PIrómides (Pyramids, 1989)

Colección: Mundodisco 7

Edita: Martinez Roca, 1992

¡Guardias! ¿Guardias? (Guards! Guards?, 1989)

Colección: Mundodisco 8

Edita: Martinez Roca, 1992

Autor: Terry Pratchett

Venía remolón, dándome vueltas a la hora de escribir sobre las últimas novelas de Mundodisco que he leído. A veces es así, me da vagancia escribir sobre algo y lo voy estirando. Pero, ojo, no porque la serie decaiga. Por el contrario, a esta altura, Pratchett ya le encontró el tono definitivo a la serie y aquí nos presenta a tres historias fabulosas. Y sobre todo, muy graciosas.

En Brujerías, Pratchett va a agarrar el argumento de Macbeth de Shakespeare y convertirlo en comedia. Para eso va a usar a Yaya Ceravieja (a la que ya vimos en Ritos Iguales) junto a dos de sus compañeras, teniendo que enfrentarse a desgano a un rey usurpador y asesino del rey legítimo, que las quiere inculpar de sus problemas. Además hay un heredero justiciero, un reino enojado, una esposa que azuza al usurpador y unos actores de teatro. Sí, todo muy shakesperiano… hasta que uno lo lee. Porque esto es una farsa de tomo y lomo, con brujas enojonas y provincianas, fantasmas que no quieren serlo, príncipes que no tienen ni idea, tiranos idiotas, y saltos temporales locales. Y Yaya Ceravieja – que en la novela anterior estaba esbozada – acá deviene una fuerza de la naturaleza hecha señora, una suerte de señora de su casa que no quiere saber nada de moderneces, con cero sentidos del humor y un pragmatismo que corta boludos en cantidad. O sea el equivalente juvenil de tu tía abuela, esa que siempre sabe lo que hay que hacer aunque no tenga ni idea y no acepta un no por respuesta cuando decidió que ese es el camino correcto a seguir.

Pasando a Piromides, la parodia va hacia el Antiguo Egipto. Un lugar donde nunca pasa nada, donde todo siempre pasa exactamente igual, donde los faraones gobiernan y mueren para ser convertidos en momias que viven eternamente bajo las pirámides… les guste o no. Y donde le poder energético de las pirámides es real. Tanto que si se hace un poco demasiado grande pues… tenemos problemas con la realidad. Sumemos a un joven faraón que estudió para ser asesino (en la escuela del Gremio de Asesinos de Ankh-Morpokh nada menos) devenido en justiciero nocturno contra su propio reinado, una familia de constructores de pirámides muy ambiciosos, un Sumo sacerdote con n oscuro secreto y un camello que es un verdadero genio de las matemáticas y tenemos los ingredientes para una novela que a mí me tuvo por momento riéndome a carcajadas.

Y en ¡Guardias! ¿Guardias? Conocemos a la Guardia Nocturna de Ankh Morpokh, una de las agencias de protección más inútiles e innecesarias de la historia. Que de repente se topan con una conspiración para que aparezca un dragón y con ello, conseguir un rey que lo elimine y así conseguir un nuevo gobernante en la ciudad… excepto que el dragón no quiere. Y es inteligente. Y jodido. Súmenle a una vieja solterona obsesionada con los dragones, la aparición rutilante del simiesco Bibliotecario de la escuela de magia (si leyeron alguna de las novelas anteriores ya lo van a conocer) y el gran rol del Patricio, gobernante de la ciudad, un tipo que hace que Batman parezca un novato a la hora de urdir planes sobre planes sobre planes. Si bien las tres con muy buenas novelas, esta es simplemente genial. Hay hasta chistes con Harry el Sucio, en una escena que hay que leer para creerla.

Lo vuelvo a decir: si no leyeron nunca alguna novela de Mundo disco no sé qué hacen acá. Vayan y consíganlas. Es perderse una de las mejores sagas de literatura de los últimos cincuenta años.

Relatos de Espada y Brujeria

 

Autores: Varios; Claudio Diaz (selección)

Edita: Thelema, Buenos Aires, 2017

Aviso de nuevo: otro libro regalado por Claudio Diaz , que es amigo con lo que mi versión puede ser sesgada a su favor. El que avisa no es traidor.

Lo más interesante en esta antología es abrir el juego a los autores de fantasía heroica independientes de Argentina, que, por lo que se ve, son más de los que parece. Ya eso solo hace de este libro un hito importante para entrar a explorar lo que se viene haciendo con la espada y brujería en Argentina, como contaba Mariano Buscaglia hace poco en su nota en el blog.

Y por supuesto, como toda antología, hay de todo, desde cosas bien escritas pero que no emocionaron, hasta dos o tres cuentos muy poderosos que le saben sacar el jugo a las posibilidades de la fantasía Por ejemplo “La Tejehechizos” de Lucas Simmons, donde la protagonista busca hallar un camino para cambiar su destino y mala fama con un loop brillante (y no spoileo mas) o la muy bien escrita “Nigromante” de Paul Calvetti Costa (personalmente la que más me gusto de todo el libro) donde – usando el recurso de cartas y declaraciones oficiales- nos hallamos ante un enredo de un humor muy tongue in cheek que le debe mucho al Mundodisco de Terry Pratchett. Y, en registros más clásicos, las dos historias de Claudio Diaz (la escrita en solitario y la hecha en colaboración con Carolina Panero ) y “De como Palito, el Bardo, conoció al Paladín” de Graciela Rapán son tres historia sólidas y que son bueno atisbos de los mundo ficcionales que proponen sus autores. Ojo: no hay ningún relato que uno sufre, solo que los demás para mi gusto le faltan algo para terminar de disfrutarlos completamente.

Como acercamiento al género escrito en Argentina, vale la pena. Si lo encuentran y les gusta este tipo de historias, cómprenlo: vale la pena.

Panteras

Autores: Eduardo Mazzitelli (guión) y Quique Alcatena (dibujos)

Edita: Purple Books, Buenos Aires, 2017

Para variar otro aviso más: Quique Alcatena es uno de los SENSEI DE LOS COMICS para mi. Un tipo genial al que quiero (y se que no soy el único en el mundillo de la historieta argentina) como a poca gente en el comic. Asi que si, tomen otra vez la reseña con pinzas porque hay motivos para afectar mi imparcialidad.

Hecho esto, digamos que Panteras hace lo que raramente veo en el género de la fantasía heroica: salirse del marco eurocéntrico que le dio Robert Howard para entrar de lleno en una mitología (o seudo mitología, como corresponde al subgénero) africana. No es que no funcione con algunos recursos narrativos del subgénero (hechiceros, sociedades secretas, candidatos al trono que deben probar su valia ante enemigos pérfidos, uso de la magia de manera selectiva, etc) sino que esto se envuelve dentro de un mundo que suena y resuena desde la africanidad. Uno podría decir que los relatos de Panteras seria las novelas de Conan que se leen en Wakanda. Claramente, si entráramos a picar fino, la verosimilitud histórica de los relatos de este volumen se sostendrían tenuemente. Pero vamos que pasa lo mismo en el caso de las historias de Conan y a nadie le importa eso: ambas SON fantasía, no PRETENDEN ser realistas.

Y claro, las historias del mundo de Timbumba se sostienen porque tienen magia, tienen la solidez narrativa de Eduardo Mazzitelli (un tio en el que estructura como pocos el relato tradicional de fantasía en la historieta, dándole un vuelo y una altura a sus personajes que describe con pocas palabras) y con el como siempre apabullante trazo de Quique Alcatena, ese tipo que en cada historia construye mundos sólidos de una manera que pocos otros dibujantes argentinos pueden hacer. Lo que en otros autores podría ser meramente una reconstrucción de la historia, mero vehículo delo contado por Mazzitelli (y eso seguiría dando un resultado interesante, aclaremos) en manos de Alcatena adquiere verosimilitud de leyenda contada, de mundo desplegado. Un poco como lo que lograba Barry Windsor Smith en sus primeros Conan o Russ Manning –al que refieren explícitamente en el prólogo los autores, especialmente en su trabajo con Brothers of the Spear, serie de la Dell que hay que rescatar del olvido – en sus obras en las que el universo dibujado termina siendo crucial para entenderlo como relato mítico, como fantasía que se sostiene por su propio peso.

De más está decir que lean Panteras. Cualquier buen amante de la fantasía lo va a disfrutar en grado superlativo.

Espadas Salvajes nº 1 (2018)

Autores: Varios

Edita: Suseya, Madrid, 2018

De nuevo aviso: estoy participando con un cuento aquí. Asi que la reseña –como siempre que reseño algo donde participo o hay alguna relación amistosa con el autor – lo aviso para que se evalúe a la hora de creer mi reseña.

Esta vez, la culpa de todo fue el hecho que la obra literaria de Robert Howard quedó en la Union Europea en dominio público. Eso implicaba que cualquiera puede escribir sobre sus personajes sin quebrantar la ley. Si tenemos en cuenta que en esos personajes tenemos a Conan, King Kull, Salomon Kane y demás héroes aventureros, esto daba pie para el entusiasmo de muchos autores. Por ejemplo los que participaban (mos) en un grupo de Facebook de aficionados a la literatura pulp. Rápidamente salió la idea de hacer una revista donde se escribieran historias de los diferentes personajes de Howard. Pastiches si se quiere. Que es un género que cada vez se ve con más frecuencia (y que no quiere decir que el material sea inferior al original, que ahí tenemos versiones muy interesantes de personajes clásicos hechas por otros autores). Este es el resultado de esta idea.

En primer lugar, la principal crítica que uno puede hacer es que casi todos no pudieron resistirse a escribir historias sobre los personajes más conocidos de Howard: Conan y Kull. De los siete relatos, solo dos (el mío, dedicado a Steve Costigan, el marinero boxeador de Howard y “el aliento de la muerte” de Andrés Diaz Sanchez, que, sin embargo está ambientado en un momento crucial en la biografía del guerrero cimerio, aunque este hace solo un cameo al final) no los usan. Pero, vamos, era de esperar que, ante la posibilidad de jugar con el juguete soñado, la mayoría fuera a por él. Vamos que esto es para disfrutarlo.

Pero fuera de eso el contenido de la revista es parejamente sólido con historias que bien podrían haber sido del canon de los personajes howardianos sin inconvenientes. Sólidas, efectivas, bien hechas, que se leen bien. Lo que toda buena revista de relatos de aventuras debe hacer. Además hay un artículo sobre el paso de Conan por otros medios que es sucinto pero bien investigado.

En síntesis, yo creo que es un buen primer paso. Si les gusta Howard, sus personajes, la aventura y la fantasía épica, vale la pena conseguírselo. Y a esperar números con mas historias (y esperemos que con mas personajes).

Relatos de Tierra Incognita

Autor: Claudio Diaz

Edita: Fusang, Buenos Aires, 2010

La fantasía heroica literaria no es un género muy transitado en la Argentina. Sobre todo cuando juega a respetar los cánones más tradicionales. Nunca ha habido una revista de fantasía que la haya albergado en sus páginas y el ghetto de la ciencia ficción local sospecho que mira con cierto desprecio a las historias de este tipo (prefiriendo la veta más “high fantasy” de El Señor de Los Anillos y sus émulos). A diferencia de la historieta argentina –que tiene algunos ejemplos interesantes entre su producción – no tenemos muchos Conan locales.

Para subsanar eso, Claudio Diaz se embarcó en este libro de elatos, protagonizado por un trío que responden a tres estereotipos de aventureros muy instalados en el género. Por un lado tenemos a Rodrigo, suave, elegante, hábil tanto con la espada como con el laúd. Luego esta Thorvald, un vikingo grandote, forzudo, de risa sonora y la sutileza de un gancho al hígado. Finalmente Sheng Wan es una joven de rasgos orientales, ágil, astuta, de lengua ácida y personalidad mercenaria y amoral. Los tres son un equipo implacable a la hora de pelear y amigos dispuestos a todo para protegerse entre sí, desfacedores de entuertos ante todo.

El resultado es un producto digno, sólido y bien escrito, que escapa poco de los moldes del género pero que lo transita con dignidad. No esperen nada más ni nada menos que tres relatos de sword & sorcery clásicos y no se van a arrepentir. Si buscan otra cosa, bueno, esto no es para ustedes. Si además tenemos a Ariel Olivetti ilustrando la tapa y a Quique Alcatena ilustrando las páginas interiores, tenemos un librito muy sólido de leer.

Ecos de mundos posibles

Autores: Gustavo Schimpp (guión) y Sergio Ibañez (dibujo)

Colección: Gorgonas

Edita: Gustavo Schimpp, Marcos Paz, 2018

Tanto Gustavo Schimpp como Sergio Ibañez son dos profesionales de la historieta que llevan varias décadas trabajando pero, curiosamente, son casi desconocidos en el mercado de la historieta en español. Esto se debe a que gran parte de su obra se ha publicado directamente en Italia, y mucho más espaciadamente en Argentina. Tener este libro, que reúne a siete de las historias unitarias hechas por ambos, es todo un hallazgo.

Englobadas en la ciencia ficción y la fantasía, cada unitaria contiene los elementos típicos del estilo que nos acostumbramos a leer en la vieja revista Skorpio: dibujo realista, preocupación por el argumento, finales con vuelta de tuerca, a veces con justicia poética y con una narración tradicional. Dentro de estos parámetros, Schimpp e Ibañez son un equipo solvente, que funcionan perfecto. Además el formato de 20 páginas les da algo que habitualmente no tienen, que es dar carnadura a los personajes, lo que contribuye al vuelo (tanto estilístico como narrativo) de las historias sin quedar reducidas a anécdotas estiradas.

Obviamente hay relatos mejores que otros. A mi me gustaron particularmente ”Ouroboros” (la persecución de un objetivo que lleva a un resultado circular) , “La derrota final” (una de ciencia ficción post apocalíptica con uno de los finales mas desoladores imaginables) e “Historia de demonios” (donde las buenas intenciones pavimentan el camino al Infierno). Pero eso no implica que los demás relatos no sean solidos. Solo que, a mi gusto, son menos buenos.

Si lo que quieren es una dosis de relatos de ciencia ficción y fantasía clásicos y bien contados, este es el libro para ustedes. Ningún relato se cae, todos están espléndidamente dibujados y muy bien narrados. Vale mucho la pena.

Rechicero (Sourcery, 1988)

Autor: Terry Pratchett

Serie: Mundodisco nro. 5

Edita: Debolsillo, 2010

En Mundodisco, el octavo hijo de una persona puede convertirse en un hechicero. Si ese hechicero tiene a su vez ocho hijos, el octavo será un rechicero, una persona que puede manejar la magia como otros usan el cuchillo y el tenedor: con absoluta facilidad. Por suerte, las reglas de las escuelas de hechicería obligan a todo hechicero a ser célibe.

Pero cuando un antiguo hechicero concibe a so octavo hijo, Coin, las cosas comienzan a ir mal. Porque a los diez años, aconsejado por su padre (cuya espíritu pasò al cayado mágico que lleva su hijo), Coin llegara para convertirse en jefe de todos los hechiceros y decidir que es hora de usar magia de verdad para hacer del mundo u lugar mejor, les guste o no a las personas. O a los objetos mágicos como el Sombero del Archicanciller Hechicero, que no quiere perder su poder y va a hacer lo imposible para evitar eso. Incluso si para hacerlo hacemos pomada el mundo o no.

En el medio de este potencial cataclismo, tenemos a Rincewind (el inepto, cobarde y sensato hechicero de las dos primeras novelas de Mundodisco) tratando de conseguir que las cosas no se salgan de madre, ayudado por Conina (hija de Cohen el Barbaro, con el mismo talento para la masacre que este , peor que sueña con ser peluquera), Nijel el Destructor (héroe bárbaro recién salido de la escuela por correspondencia de héroes), Creosoto (gordo, millonario, y preocupado por la poesía y el que le cuenten historias) y el Equipaje (esa cruza entre bestia del infierno e implemento móvil para llevar cosas que ya habíamos visto en la aventura anterior de Rincewind).

Como siempre me pasa en Mundodisco, no puedo parar de reirme ante las certeras observaciones que hace Pratchett sobre las convenciones de los relatos fantásticos en un relato donde el autor expone la idea que no hay nada peor que alguien con mucho poder, poco sentido común y demasiadas buenas intenciones para hacer que todo se vaya al carajo.

Seguimos avanzando en Mundodisco. Cada novela lo vale.

La dama del lago (Pani Jeziora, 1999)

Autor: Andrzej Saprowski

Serie: Geralt de Rivia nro. 7

Edita: Alamut, 2009

Al fin tenemos el final de la saga de Geralt de Rivia, y es un final realmente apoteósico, de acorde con todas las expectativas que la lectura de los tomos anteriores habían generado. Al fin el destino de Geralt, Ciri y Yennefer se resuelve y no hay final feliz comiendo perdiz. Cuando mucho hay un cambio en las roscas políticas del mundo, con nueva gente moviendo los hilos de otra manera. Descubrimos una revelación asombrosa sobre el emperador de Nilfgaard (que se relaciona con algo pasado en los primeros volúmenes de la saga y explica su obsesión por Ciri de una manera… escabrosa si se quiere), tenemos la destrucción del hechicero que más había hecho para escupirle el asado a nuestros protagonistas (magro consuelo si se quiere) y sobre todo, tenemos la sensación de que la leyenda que los tres generan esconde una realidad mucho más triste, opaca e inútil. Y el final de Geralt y Yennefer es… increíblemente brutal, azaroso y banal. Al menos Ciri logra escapar del designio al que todo el mundo parecía querer llevarla cambiando de mundo y cayendo en… otro mundo con muchas leyendas de por medio, más conocido por los lectores.

Todo esto, Saprowski lo resuelve con una habilidad abrumadora, cerrando todos los subargumentos que venían ocurriendo en los tomos anteriores con una maestría que espero que George Martin consiga cuando finiquite su Canción de Hielo y Fuego. Su visión del mundo es más desoladora aún que la de esta saga: si en Martin la referencia es la Guerra de las Dos Rosas, en Saprowski parece serlo la Guerra de Bosnia: un choque de culturas brutal, absurdo y caótico que no se resuelve sino que apenas se pacifica.

Tras un par de tomos que parecían haber perdido el paso ante demasiadas historias que se perdían, este último volumen trae un cierre perfecto y demoledor a una saga que no por nada tiene las buenas críticas que tiene. Absolutamente recomendable si les gusta este tipo de fantasía épica sangrienta y realista.

MÁS DE MIL Y UNA NOCHES

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A este blog le gustan los invitados. Hay muchos arqueólogos pop que han escrito y escriben cosas interesantes. Como León Arsenal.

Arsenal es más conocido por su faceta de autor de novelas históricas (de hecho acaba de publicar Bandera negra, novela ambientada en las Guerras Carlistas). Pero además tiene una faceta menos notoria de autor y conocedor de literatura fantástica. Y por ,eso, gracias a los buenos oficios de Armando Boix Millán, León generosamente nos permitió reproducir este artículo suyo sobre la influencia de la temática oriental en varias historias fantásticas. Muchas gracias a León por el permiso y a Armando por la gestión.

Ahora me callo y los dejo con el artículo

MÁS DE MIL Y UNA NOCHES

Por León Arsenal

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Poco hay en este mundo que haya sido hecho partiendo de cero. Cada avance, cada innovación, en la materia que sea, suele estar en deuda con logros previos en ese mismo campo. La literatura no es una excepción y las nuevas tendencias suelen surgir por evolución, más o menos lenta, de movimientos precedentes. Incluso cuando se trata de una ruptura con estilos previos -caso del neoclasicismo frente al barroco, como luego del romanticismo con aquel-, tal ruptura suele buscar fundamento y justificación en el retorno a formas aún más antiguas, aunque luego el lógico desarrollo de la corriente lleve a esta a orillas muy alejadas de su supuesto modelo. Orillas que a su vez, con el tiempo, serán el punto de partida para otros innovadores.

Ni siquiera los vuelos de la literatura fantástica acostumbran a despegar de la nada. En casi cualquier narración de este género pueden detectarse influencias de obras previas, autores concretos o, lo que es más habitual, de ciertas tradiciones. Tradiciones que pueden o no ser literarias, o serlo sólo en parte.

Es fácil señalar esto en autores fantásticos de siglos pasados, muchos de los cuales recurrían al folclore y al cuento popular en busca, no ya de inspiración, sino de argumentos concretos a los que dar forma literaria. Eso por no hablar del fenómeno de retroalimentación que con tanta frecuencia se ha dado entre tradición popular y literatura, una especie de camino de ida y vuelta en el que la segunda acaba contribuyendo en mayor o menor medida a estructurar y perfilar a la primera. Caso, por ejemplo, de los clásicos cuentos de fantasmas ingleses.

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Estrictamente, habría que llamar tradiciones a aquellas enraizadas en el mito y la leyenda popular. Pero, con un criterio más amplio y hablando ya de la fantasía, podríamos añadir a estas ciertas creaciones modernas y puramente literarias, de las que un ejemplo reciente sería el steampunk, una etiqueta que designa a las fantasías ubicadas en una Inglaterra Victoriana plagada de magos y hechiceros. Y, entremedias, toda una pléyade de híbridos y estadios intermedios.

La simple enumeración de todas sería imposible. Sólo en la primera de estas tres categorías habría cientos, pues cada cultura tiene su propia tradición fantásticas y todas ellas son buena fuente a la que recurrir. Lo que no quita para que el peso en la moderna fantasía no se reparta ni mucho menos por igual, ya que actualmente el panorama está netamente dominado por obras inspiradas, más o menos, en las tradiciones célticas y nórdicas.

Tal dominio es total, absoluto, y las producciones de este tipo, cada año, suman más que todas las demás de fantasía juntas. Esto es algo incontestable, fruto del tremendo éxito de El Señor de los Anillos de Tolkien, que ha sido el detonante de todo este fenómeno. De hecho, la narrativa que mimetiza a El Señor de los Anillos forma ya una tradición en sí misma, con sus reglas, sus tics y sus tipos característicos.

No obstante, en medio de esta marea, aún es posible encontrar un buen número de libros que nada tienen que ver con lo dicho en el párrafo anterior. Relatos que beben en fuentes muy distintas, algunas muy antiguas, que han tentado, y siguen haciéndolo, a autores de lo más diverso.

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Una de tales tradiciones fantásticas es aquella que se nutre de Las Mil y Una Noches. Porque, desde siempre, esta obra parece haber producido una tremenda fascinación, fácil de entender, en un sinnúmero de escritores, llevándoles a escribir una gran cantidad de relatos inspirados en ella. Una narrativa muy rica que no se constriñe a nuestros días ni al subgénero de la fantasía, sino que recorre toda la literatura fantástica a lo largo del tiempo, desde que en el siglo XVIII se publicara la primera traducción de estos cuentos árabes.

Aunque dispersa en colecciones varias e ignorada como conjunto, esta literatura ha estado siempre disponible, en mayor o menor medida, en el mercado español. Sólo por referirnos al momento presente, es posible citar de corrido media docena de títulos que son accesibles en este momento al lector, en distintas editoriales y obra de autores de lo más vario. E, indudablemente, existen más.

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Ahora mismo, por ejemplo, el lector puede conseguir sin dificultad el Vathek, un título capital en la literatura inspirada en Las Mil y Una Noches. Obra de William Beckford, uno de esos aristócratas ingleses de novela, extravagante, curioso y viajero, tiene por protagonista al noveno califa de la estirpe de los Abasíes, hijo de Motassem y nieto de Harún al Rachid, según reza el mismo libro en su comienzo.

Este califa, soberbio y desaforado, incapaz de detenerse ante nada, será émulo de Nemrod, aquel que edificó la torre de Babel, entrará en tratos con demonios y acabará por descender a los infiernos, donde vivirá diversas aventuras.

Esta narración, publicada en 1786, tiene la fuerza, el esplendor, los tremendos contrastes, como de llama y tinieblas, y esa extraña amalgama de crueldad con enfoque moralizante que son patrimonio de Las Mil y Una Noches. También, lógicamente, adolece de un estilo que se aparta muchas veces del gusto de nuestra época, obligando a una lectura lenta y sosegada para poder degustarla plenamente.

La edición actualmente disponible tiene el aliciente añadido de ser completa: el Vathek con sus tres episodios. Estos no son sino relatos independientes que otros condenados hacen al califa durante su estancia en los infiernos y, con frecuencia, han sido publicados independientemente de la narración principal. Pero la intención de Beckford parece ser que siempre fue la de su publicación conjunta. Además, ¿qué más característico en esta clase de narrativa que los cuentos dentro de otros cuentos?

Del mismo siglo XVIII, aunque algo anteriores, son también los relatos recogidos bajo el título común de Así Va el Mundo, de Voltaire. Una antología de escritos de corte oriental que reúne narraciones que van del cuento moral a la fábula política y que son de muy desigual valor. Aquí, junto a otros que no pasan de ser meras curiosidades, es posible encontrar algunos relatos que son otras tantas joyitas. Relatos como Zadig o el destino, por citar un ejemplo, que a nadie hubiera sorprendido encontrar dentro de Las Mil y Una Noches como uno de esos cuentos dentro de cuentos antes citados: historias que se cuentan entre sí los protagonistas en mitad de sus aventuras.

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Y ya en el siglo XIX, un curioso autor, Gerard de Nerval, escribiría El Viaje a Oriente, del que se han extractado dos relatos para su publicación en un mismo libro: Historia de la Reina de la Mañana y de Solimán Príncipe de los Genios, e Historia del Califa Hakem.

Es de Nerval un escritor lleno de altibajos y en su narrativa es posible encontrar fragmentos correctos pero insulsos junto a otros llenos de nervio y garra, o que son simplemente preciosos, y todo ello casi sin transición, prácticamente de una línea a otra. Y, en lo que se refiere a estos dos relatos suyos, estos rezuman de muchas de las constantes más señeras de los cuentos árabes: magia, sexo oscuro y prohibido, conjuras, peripecias.

La primera de las narraciones Historia de la Reina…, muy influenciado por algunas de las tradiciones masónicas, nos relata el triángulo amoroso que se establece entre el Rey Salomón, Balkis, reina de Saba, e Hiram, el constructor del templo de Jerusalem, cuando la segunda, al visitar al primero en su corte, se prendará del tercero y quedará irremediablemente dividida entre ambos. Es el relato más largo de los dos que componen el volumen y, aunque a veces algo irregular, posee pasajes pletóricos de fuerza y belleza.

En el segundo, Historia del Califa Hakem, de Nerval nos narra las aventuras de Hakim, califa de Egipto que acabaría proclamándose a sí mismo dios. Este relato está basado, supuestamente, en las revelaciones que al autor hizo durante su viaje por Oriente un caudillo de los drusos, para quienes Hakim es la décima y definitiva encarnación de Dios. La narración comienza cuando el califa, disfrazado como un don nadie, se aventura en una aldea de paganos, en las márgenes del Nilo, donde a instancias de Yusuf, que después se convertirá en fiel amigo suyo, prueba las delicias del hachís. Allí, entre los vapores de la droga, será donde al califa se le revelará el secreto hasta entonces oculto hasta para sus ojos, pues Hakim no es sino un dios. Ahí comenzará su exaltación y su desventura, que este relato corto y hermoso nos irá desgranando: las intrigas de su visir, los amores prohibidos con su hermana Setalmuc, las conspiraciones en su contra…

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Pero aún más adelante, ya en este siglo, la poderosa imaginería de Las Mil y Una Noches habría de seguir pulsando las fibras a creadores de todo cuño, entre los que no deberíamos olvidar, por supuesto, a los escritores «pulp» americanos. Estos autores, imaginativos y prolíficos, que nutrían las revistas populares estadounidense de la primera mitad del siglo, se dejaron sojuzgar sin ninguna resistencia por la mítica árabe, lo que les llevó a producir una ingente cantidad de aventuras ambientadas en esa parte del mundo, presente o pasado, imaginario o real.

Y de uno de los escritores más señeros de esa época -que lo es puesto que su obra ha sobrevivido, por una u otra causa, al cedazo del tiempo-, Robert E. Howard, está disponible en estos momentos una recopilación de las aventuras fantásticas de Solomon Kane, un puritano del siglo XVII, cuyas andanzas transcurren en buena parte en África, entonces casi completamente inexplorada.

Howard, que formó parte del «círculo de Lovecraft» suele recurrir con harta frecuencia a recursos e ideas específicas de los mitos de Cthulhu, que por cierto también forman toda una tradición en sí mismos. Uno de tales recursos, y una de las constantes en la narrativa de Howard, es la de antiguos seres, de gran poder, que logran sobrevivir a su época, emergiendo a otra posterior con resultados catastróficos. Esta idea, en una u otra de sus variantes, es el eje de multitud de los argumentos de R. E. Howard.

Sin embargo, no es difícil encontrar paralelismos de todo esto con Las Mil y Una Noches, en donde abundan las referencias a los tiempos míticos del Rey Salomón y a los antiguos genios por él sojuzgados. Y, en los cuentos de Solomon Kane, Howard salta de una tradición a otra con notable habilidad, dando a sus argumentos de siempre una patina que los hace totalmente diferentes. Así que en alguno de estos cuentos, el héroe se medirá con dijinni, efrits y demás demonios de la mitología árabe; e incluso el bastón que empuña en sus andanzas perteneció, según le revela el brujo N’Longa, al mismísimo Salomón y otorga poder para luchar contra toda clase de seres sobrenaturales.

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Y, siguiendo con la gran estirpe fantástica anglosajona, aunque muy posterior y aún más distinta, también es posible encontrar en estos momentos El Señor de la Noche, de Tanith Lee. Y si las aventuras de Kane entroncan con los cuentos árabes un poco de refilón, aquí parece advertirse una voluntad manifiesta; un tomar elementos para recombinarlos entre sí y con otros ajenos, y dar a luz algo totalmente distinto y, sin embargo, con un innegable aire de familia. Un poco, aunque con pretensiones más modestas, como lo que hizo Tolkien con la mitología céltica y nórdica para gestar su monumental El Señor de los Anillos.

Esta novela es una suma de tres partes, con dos cuentos cada una, todos independien#tes pero interrelacionados, compartiendo mundo y algunos personajes. El Señor de la Noche del título es Azhrarn, rey de los demonios en una Tierra que es plana, con un centro sumido en tinieblas perpetuas, punteadas por el llamear de los volcanes, que son las puertas de entrada al mundo subterráneo de los demonios.

Los cuentos son irregulares, pero el conjunto es un todo encantador, repleto de belleza, crueldad, atmósfera. Y, de entre las muchas cualidades de esta obra, no es la menos destacable el tratamiento de las escenas de sexo que nos presenta la autora, puesto que tienen algo que, por algún motivo, parece escasear bastante entre los escritores de fantasía, que es la calidad a la hora de abordar tales escenas.

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En este repaso, resulta inexcusable detenernos en nuestro país para fijarnos en La Noche del Eclipse, de Joan Manuel Gisbert; un autor prolífico, centrado en la literatura juvenil y cuya obra en buena parte toca o entra de lleno en lo fantástico. En La Noche del Eclipse, con la que obtuvo el premio Gran Angular 1989, nos narra la huida de Alfandor, joven persa de sangre real, a través del Asia Central, en el siglo XIV, perseguido por asesinos, hasta llegar a China donde, para salvarse de sus enemigos, se ve abocado a entrar en un extraño concurso organizado por el emperador Luz Perpetua. En este certamen, los participantes están obligados a resolver tres enigmas relacionados con la única hija del emperador, Nacida del Cielo, y, en caso de fracasar, sufrir prisión de por vida en el temible Laberinto de la isla de Gork.

Gisbert es un autor que lo tiene todo para triunfar, y de hecho lo hace, ante un público tan riguroso como lo es el juvenil, poco paciente con los alardes de literatura hueca y pomposa. Es ameno, de estilo ágil y directo, que no hay que confundir con lo simplón, pues antes al contrario este escritor da con frecuencia muestras de una narrativa sorprendentemente sutil. Y, en esta novela, es posible encontrar un regusto de esa mítica con que los antiguos árabes asociaban a los países para ellos exóticos, caso de China o el Cáucaso. Una aventura fresca y muy curiosa, más que digna de la atención del lector.

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Como lo es igualmente Las Noches de las Mil y Una Noches, obra del premio Nobel egipcio Naguib Mahfuz. Y sirva el comentario acerca de esta novela como el cierre más adecuado a esta pequeña lista de narraciones inspiradas en las Mil y Una Noches.

Porque Las Noche de las Mil y Una Noches no es sino la continuación y epílogo de estas; una fantasía que comienza exactamente donde la otra acaba, para narrarnos lo que ocurrió a partir de el momento en que, gracias a la astucia de Sherezade, el sultán Shahriyar reniega de su bárbara promesa de tomar cada noche una nueva esposa y sacrificarla al alba.

Sin embargo, Sherezade no ama al sultán y éste tampoco es demasiado feliz, sospechán#dolo y sabiendo que, en el fondo, sigue al acecho el Shahriyar cruel y sediento de sangre que fuera.

Y, con este punto de partida, una explosión de imaginación y buen hacer literario. Doscientas cincuenta páginas llenas de magia, enredos, amores, aventuras, escaramuzas eróticas. En la mejor tradición de Las Mil y Una Noches, unas historias se dan pie a otras, se continúan, se entrelazan, se resuelven definitivamente más allá del propio relato que le da cuerpo.

Nadie que guste del género debiera dejar de leer esta obra de Mahfuz, especialmente muchos devotos de la fantasía, que así quizás podrían comprobar que esta última no es sino parte de algo -la literatura fantástica- que es mucho más grande y rico, entre otras cosas gracias a sus aportaciones.

Y, de verdad, leyendo este tapiz fantástico en el que se entrecruzan sin cesar barberos, policías, sultanes, sabios, genios buenos y genios malos, es posible encontrar algo nuevo y algo viejo, a su vez tan imbricados entre sí que resultan inseparables. Es totalmente original y sin embargo, al tiempo, es un nuevo avatar de la obra que le dio pie. De forma que es posible que, al pasar la última página de este libro, le quede a uno un regusto extraño y, cediendo a la tentación de cerrar el bucle, acuda a su biblioteca en busca de una nueva lectura de Las Mil y Una Noches.

BIBLIOGRAFÍA:

Vathek. Alianza Editorial. Col El Libro de Bolsillo, nº 1650. Madrid 1993. Traducción de Javier Martín Lalanda. 384 págs. 975 pts.

Así va el Mundo. Ed. Valdemar. Col. Avatares, nº 22. Madrid 1996. Traducción de Mauro Armiño. 350 págs. 3000 pts.

Historia del Califa Hakem… Ed. Valdemar. Col. El Club Diógenes, nº 39. Madrid 1996. Traducción de Juan Luis Gonzalez y Joaquin Lledó.

Aventuras de Solomon Kane Ed. Anaya. Col. Ultima Thule. Madrid 1994. Traducción de Javier Martín Lalanda 2200 ptas.

El Señor de la Noche. Ed. Martínez Roca. Col. Fantasy nº 12. Barcelona 1986. Traducción de Albert Solé. 215 pags.

La Noche del Eclipse. Ed. SM. Col. Gran Angular nº 111. Madrid 1990. 252 pags.

Las Noches de las Mil y Una Noches. Ed. Plaza y Janes. Col. Ave Fenix nª 46. Barcelona 1996. Traducción de Maria Luisa Prieto. 252 pags. 2350 pts.

LOS AUTORES:

William Beckford. (1760-1848). Aristócrata inglés, poseedor de una considerable fortuna que acabó disipando. Excentrico, viajero y erudito, siempre sintió una poderosa atracción por todo el mundo de Las Mil y Una Noches, lo que se plasmaría en una serie de relatos de corte árabe entre los que se encuentra Vathek, su obra principal. Otras obras suyas son The Vision; Dreams, Wakings Thoughs and Incidents o Biographical Memoirs of Straordinary Painters.

Voltaire. (1694-1778). Escritor y filósofo francés. Defensor del progreso científico, sumamente combativo contra la religión. Polemista y satírico, partidario de la libertad de pensamiento y de la política encaminada al bien común. Entre sus obras cabe destacar el Diccionario Filosófico, las Cartas Filosóficas, los Cuentos Filosóficos, el Ensayo Sobre las Costumbres, tragedias como Zaïre y Merope o novelas satíricas como Cándido o Micromegas.

Gerard de Nerval (1808-1855). Autor francés, de vida irregular y con grandes altibajos. Sufrió prisión por sus ideas republicanas y malgastó su herencia familiar en la edición de revistas literarias. En 1841 sufre el primero de los ataques de locura que le conducirán finalmente al manicomio. Liberado por intermediación de la Sociedad de Hombre de Letras, se encuentra en la más absoluta de las miserias y aquejado de sus dolencias mentales, lo que le empuja finálmente al suicidio, ahorcándose en la calle de Vieille-Lanterne, en Paris, en 1855.

Robert E. Howard. (1906-1936). Autor estadounidense, nacido en Peaster, Texas. Conocido sobre todo por la serie de cuentos protagonizados por Conan, héroe bárbaro que desarrolla sus aventuras en una imaginaria Edad Hiboria, publicó sin embargo, desde muy joven, relatos de todas clases en gran número de revistas. Pasó todos sus años en Texas, la mayor parte de ellos en la localidad de Cross Plains, a pesar de lo cual mantuvo abundante correspon#dencia con escritores como H.P. Lovecraft o Clark Ashton Smith, de quienes tomó numerosos elementos literarios. Hombre de temperamento inestable, se quitó la vida al recibir la noticia de que su madre, a la que se sentía muy unida, agonizaba sin esperanza de remisión.

Tanith Lee (1947). Autora británica. Poseedora de los más prestigiosos premios de la fantasía anglosajona, comenzó escribiendo literatura juvenil para irse posteriormente decantando hacia la fantasía y el terror, terreno en el que ha desarrollado la inmensa mayoría de su producción literaria.

Joan Manuel Gisbert. Autor español, nacido en 1949 en Barcelona. Ha trabajado en Teatro y en el ramo editorial. Ganador de varios y prestigiosos premios como el Lazarillo de 1974, ha enfocado su producción literaria hacia la literatura juvenil en los campos de la ciencia ficción y la fantasía, siendo autor en este sentido de más de una treintena de títulos, entre los que se podría destacar El Misterio de la Isla Tokland, Leyendas de Planeta Thamyris o El Museo de los Sueños.

Naguib Mahfuz (1911). Escritor egipcio. Autor de más de sesenta novelas, considerado uno de los grandes de la literatura árabe, obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1988. Entre sus novelas, es posible encontrar en español El Espejismo, El Ladrón y los Perros, El Mendigo y Un Señor Muy Respetable (todos en Plaza y Janés), así como la novela histórica León el africano.

Finalizando la Trilogía el mar Quebrado

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Libros: Medio Mundo (Half the World, 2015) y media Guerra (Half a War, 2015)

Autor: Joe Abercromie

Edita: Fantascy, Santiago de Chile, 2016

Hace ya unos meses había reseñado la primera parte de esta trilogía fantástica, Medio Rey. Recomiendo que la lean primero antes de seguir con esta reseña.

Lo que al final de la primera novela era una promesa (el joven y recién ordenado Padre Yarvi que prometía venganza de los asesinos de su padre y su hermano y de los que lo habían convertido en un esclavo de remo en esa novela) en estas dos novelas son la realidad. Yarvi está decidido a destruir al Alto Rey y la abuela Wexen (últimos responsables de sus desgracias) y de paso liberarlos de la tiranía que quieren imponer a su país natal. Y no se va a detener ante NADA, convirtiéndose en un personaje sinuoso, maquiavélico, decidido a que el fin justifica cualquier medio, dotado de una astucia y – a veces- una amoralidad temible. El recorrido de Yarvi, que pasa por cada una de las novelas es tan complejo como desesperanzado. Uno no puede de dejar de pensar en esos tipos que, movidos por las buenas intenciones, no dejan de convertirse en los monstruos que ha jurado combatir. Y lo interesante es que Yarvi lo sabe y trata de atenuar en lo posible esas cosas… si y solo si no afecta a su venganza.

Pero en estas dos novelas Yarvi no es el protagonista, sino un secundario clave. Cada una tiene una pareja protagónica que define el tono de la historia.

Por el lado de Medio Mundo tenemos a Espina Bathu, una joven aprendiz de guerrera (algo muy mal visto en su sociedad) que, por matar accidentalmente a un compañero de entrenamiento, es condenada a muerte. Y solo la intervención de Yarvi impide que se cumpla la sentencia. A cambio, deberá ir en una misión casi suicida junto a un grupo de fieles de Yarvi para lograr apoyos y seguidores en la guerra contra el Alto rey y la abuela Wexen que se avecina. En el camino (y gracias al entrenamiento de Skifr, una cruza de Vieja de los Gatos de los Simpsons, maestro Yoda y Red Sonja) se convierte en una guerrera imparable, capaz de enfrentar a tipos de la talla del rey Grom-gil-gorm, el Rompeespadas (que por cierto mató a su padre).

Junto a ella está Brand, un joven herrero de gran fuerza, pobre, de una bondad y honestidad a carta cabal y del que todo el mundo espera que sea un gran guerrero… todos excepto él, que cada vez se convence más que la justicia y el honor no tiene nada que ver con la espada y la violencia. Obviamente esa pareja despareja terminará viviendo un romance profundo, sólido y que se prolongará en la novela siguiente hasta que… no, no voy a contar pero en serio si hay un momento de golpe bajo en toda la trilogía es lo que pasa con ellos.

Y la tercera novela ya tenemos a los ejércitos del Alto Rey listos para hacer puré a Vansterlandia y Gettlandia (archienemigos unidos al final de la segunda novela por una de las grandes movidas de Yarvi). Y para eso no dudan en destruir al reino de Trovenlandia , que se había aliado con sus vecinos. De él solo se salvará su joven princesa, Skara, que descubrirá en su condición de exiliada entre los aliados que es una gobernante mucho mas astuta, valiente, carismática y honesta de lo que muchos (incluyéndose a ella) hubieran creído en un principio. Y que vivirá un romance prohibido con Raith, el salvaje portaespadas del rey Grom, encargado de proteger a esa jovencita exiliada y que descubrirá en su relación valores que no creía tener o importarle. Todo eso en medio de una movida desesperada para conseguir reliquias élficas (esas criaturas míticas que parecen haberse hundido en un cataclismo que suena sospechosamente similar a una debacle atómica al mejor estilo Planeta de los Simios) que permita equilibrar la balanza ante ese ejército que se le viene encima. Y con Yarvi haciendo cosas que llegan a ser abominables y de las que solo se da cuenta Skara.

Lo dije en la reseña anterior y lo repito: viudas de Canción de Hielo y Fuego, acá tienen un reemplazo más que digno. El tono es igual de brutal, salvaje, desalmado y caóticamente impredecible. Los personajes son igual de complejos, lejos de todo maniqueísmo. Muchos de ellos evolucionan en cada página. Grom es un salvaje movido por el honor, el orgullo y la violencia, peor no es ningún tarado: si hay que bajar la cabeza y besar culos, lo hace. La reina de Gettlandia (y madre de Yarvi) Laithlin sabe usar sus habilidades comerciales, su poderío económico y su buen consejo para hacer que su marido Uthil (que es valiente, osado y honorable, pero no lo que se dice un pensador sutil) haga lo conveniente. Hasta secundarios como jenner el Azul (un viejo contrabandista que terina sienod, a golpes de sentido común, la mano derecha de la joven reina Skara) no son criaturas simples ni clises desgastados.

¿Es perfecta la trilogía? NO, para nada. Especialmente el último tomo se siente que necesitaba o muchas más páginas o (aún mejor) por lo menos un libro más para desarrollar bien un final que se siente apresurado. Queda la sensación de que hay muchos cabos sueltos que explorar… y que Yarvi todavía tiene mucho para dar. ¿Habrá más continuaciones? No sé, pero no parece probable.